La empresa propone un modelo asociativo en el que ella entregue los lechones a otros productores que se encarguen del engorde y, luego, vuelve a comprar los capones.
La producción porcina argentina ha sumado, en los últimos años, nuevos emprendedores que vieron la posibilidad de convertir maíz y hasta algo de soja, en proteína animal. Contenidos por un sector productivo que viene creciendo hace más de 20 años y que hace un culto a la mejora continua, muchos de estos nuevos actores se sumaron a grupos de intercambio tecnológico donde prima el objetivo colectivo de mejorar los índices de eficiencia productiva. En este campo, el asociativismo es un factor de evolución constante, así lo cree Eduardo Marchini, empresario y miembro de la Cámara de Productores Porcinos de Córdoba (Cappcor), quien trabaja en un proyecto de granja cerrada que apuesta a tener 3.000 madres en el mediano plazo, realizando un trabajo conjunto con productores cordobeses que realicen la etapa de engorde de los lechones: “Buscamos un sistema de integración más sincero con el engordador, porque conocimos modelos (fuera de los cooperativistas) donde el engorde también era un excelente negocio. Estos productores tienen que ganar el 100 por ciento de lo que producen en esta etapa y, para que les cierre más el negocio, Agrogy les compra toda la producción de capones”, aseguró Marchini.
Sobre cómo nace este proyecto, Eduardo contó: “Pertenezco a la empresa Agrogy, que abastece con materia prima a granjas avícolas. Hace más de un año decidimos incursionar en la faz productiva porcina y empezamos a buscar un lugar que estuviera produciendo, que quisiera crecer y encontramos una granja al norte de Córdoba, de 75 madres, que reunía esas condiciones. Luego de un par de reuniones hicimos un acuerdo para gestionar la granja durante unos cuantos meses que nos permitió capacitarnos y conocer el negocio”.
Una vez que tuvieron la decisión contrataron asesoramiento profesional, buscaron inversionistas y pasaron de 75 a 600 madres, lo que les dio escala y les permitió elaborar un plan de crecimiento para los próximos años.
“Nuestra granja llegó a cero, hicimos un vacío sanitario para incorporar la genética de Topigs, con quienes nos pusimos de acuerdo para lograr una granja cerrada. La idea de esta nueva etapa es que la primera camada de lechones salga en julio y un especialista en engorde, se encargue de esta segunda etapa. Este proyecto arranca con 600 madres y el objetivo es tener 3.000 en un tiempo que no tenemos estimado con precisión todavía porque esto es una escuela en la que vamos aprendiendo en la marcha”.
Cuenta Eduardo que desde un inicio estuvo involucrado en el proceso y resalta: “Aprendimos con las 75 madres iniciales y ahora nos toca aprender sobre manejo y tiempos con estas 600 madres. El objetivo es llegar a las 2.400 en un crecimiento espejo y con un modelo asociativo en el que todos ganemos”.
Sobre la etapa de engorde de los lechones, Marchini destacó que ya cuentan con un productor, para que se haga cargo y van a ir buscando nuevos que se animen un sistema de integración donde el engordador gane el 100%.
Mito derribado
El modelo “win-win” (ganar-ganar) derriba el mito acerca de la ”gran” inversión que se requiere para producir cerdos de calidad de manera rentable y sustentable.
Al respecto Eduardo sostiene: “Antes de entrar al negocio porcino, nos topábamos con una frase que era un palo en la rueda: “Para producir cerdo necesitas 10 mil dólares por madre”, y eso era un golpe emocional, un impedimento. Parecía que era meterse en un grupo de elite, algo medio inalcanzable; pero cuando sos tozudo, curioso, te ponés a investigar y ves que no es así, que lo podés hacer de muchas formas sin necesitar 10 mil dólares por madre desarmas el mito y te das cuenta que gran parte de la inversión se la lleva el engorde y la alimentación y la menor parte, aunque la más difícil, es la producción de lechones”. Y destaca: “Empezamos a entender cómo es esto y encontramos un productor que quería hacer el 100% del engorde y le planteamos el modelo “win – win”, de nuestra empresa, donde todos ganan”.
Los desafíos
Los desafíos a futuro son muchos y las BBP (Buenas Prácticas Porcinas) son, sin duda, uno de los más importante que plantea este rubro. Al respecto, el responsable de nuevos negocios expresó: “Cuando comenzamos a conocer y a entrar en este rubro, vimos términos como bienestar animal, recuperación de efluentes, y mucha información que se fue sumando y ahora sabemos que se puede producir intensivamente y además hacerlo bien”.
Otro desafío es crear un modelo de negocios innovador y rentable para todos los actores de la cadena. “Recomprar los capones al final, es un modelo innovador que integra a distintos actores de la cadena productiva. Además, estamos trabajando en el desarrollo de un centro de elaboración de alimentos basados en carne de cerdo, queremos producir alimentos y llegar a las góndolas, al igual que lo hacemos con la producción de avícola con la hoy tenemos un negocio a la calle y estamos evaluando la apertura de nuevas sucursales o la creación de un sistema de franquicias.” Cierra.
Fuente. Cappcor