Socios. Pablo y Rubén Grivarello, junto a Horacio Ferniot, con la fábrica detrás. Fotos de Marina Balbo
Agroalimentos San Luis SA y Porcipunta SA son dos empresas que buscan potenciarse juntas. La primera pertenece a la familia Grivarello y surgió hace alrededor de 14 años, tenía otro nombre y estaba destinada al acopio de cereales. La segunda comenzó a producir cerdos en 2011, de la mano de los Ferniot y los Grivarello. “El 1º de julio del año pasado decidimos fusionarnos e iniciar una nueva etapa con proyectos más ambiciosos. Empezamos con un criadero de cerdos con 200 madres y ahora contamos con 430 en continua producción. En total vendemos más de 900 capones mensuales”, cuenta Pablo, que tiene 45 años y es el hijo mayor de Rubén (70).
En Agroalimentos San Luis elaboran comida balanceada para bovinos, caprinos y porcinos. De allí se abastece el criadero, pero además tienen su cartera de clientes. En la planta actualmente producen unas 600 toneladas mensuales. “El objetivo de esta unión es fortalecer el crecimiento y continuar sumando valor agregado a todas las actividades que realizamos en San Luis”, explica Horacio Ferniot, de 64 años, socio y amigo de los Grivarello.
Para recibir a la revista El Campo los empresarios armaron una mesa de trabajo, con café y facturas incluidas. Los tres hablaron distendidamente sobre varios temas, el proyecto que llevan adelante, opinaron sobre el panorama económico actual del país y de la provincia. Los tres son de Coronel Moldes, una localidad cordobesa muy cercana a Juan Jorba, donde está emplazada las plantas de Agroalimentos y Porcipunta, ambas sobre la ruta 14 cerca de Vizcacheras.
“En 2008 construimos la planta, un año más tarde empezó a funcionar. Teníamos decidido dedicarnos a la elaboración de alimentos, producíamos soja y maíz, y empezamos a procesar los granos para elaborar el alimento balanceado y atender las necesidades de los sectores bovino, caprino y porcino. Nos ha ido muy bien, comercializamos nuestros productos en San Luis principalmente, en parte de Córdoba, en Mendoza y en La Pampa”, dice Rubén, quien actualmente se dedica a la administración de la empresa.
Agrega que todo lo operan desde San Luis. “Toda nuestra clientela está apostada hacia el sudoeste de la provincia. Desde el año 1994 trabajamos con la siembra en El Durazno, en El Amparo, junto a Miguel Saraceno. Hicimos una sociedad con él. También en la zona de El Mangrullo y La Petra. Siempre haciendo lo mismo: soja y maíz. También le alquilábamos a Don Higidio, que tiene un campo en Las Barrancas”, asevera.
En la fábrica trabajan diez empleados fijos que se dedican a las tareas de llenado de los silos, la programación de las máquinas que dan diferentes pasos para elaborar distintos tipos de pellets, en el embolsado y en acomodar las bolsas en estantes enormes, entre otras tareas. “Además contamos con seis empleados externos como camioneros y gente que se dedica a múltiples funciones. También nos asesora un nutricionista que trabaja en las dietas para los diferentes tipos de animales”, afirma Rubén.
Horacio se suma al diálogo y cuenta, mientras disfruta su mate individual, porque la pandemia todavía no permite compartir, que lo que más le gusta es la producción agrícola: “El destino de esos granos que trabajamos en 900 hectáreas es la fábrica de agroalimentos. Del total del área sembrada unas 650 son de maíz y las restantes de soja, cabe destacar que este cereal se procesa en la planta. Esta sociedad nos permite un mejor aprovechamiento y un respaldo económico mayor”, dice, y añade que todos los granos que elaboran se procesan para alimento balanceado.
“En un 80% podemos decir que es para alimento para el criadero de cerdos y el resto para la fábrica, donde después se comercializa. No hay un canal de comercialización establecido, el producto terminado se vende como Agroalimentos San Luis y llega a productores ganaderos del sur de la provincia. También destinamos algo que va para Córdoba, Mendoza y La Pampa”.
Porcipunta fue creada gracias a la unión de las dos familias hace once años, los Ferniot se dedicaban a la producción y los Grivarello al sector comercial. “El criadero de cerdos tiene seis operarios, un encargado que es Manuel Ferniot y un veterinario que se dedica full time. Contamos con asesoramiento externo en el aspecto nutricional y en el sanitario”, explica Pablo, y continúa: “Tenemos abuelas que son inseminadas con el semen de los abuelos, y así podemos obtener nuestras propias madres, a las que se les dice "Fórmula 1". Trabajamos con la mejor genética, usamos la raza Choice para obtener las madres, y en padrillos la Pic. Son las más importantes en la Argentina, hay muchas más, pero nosotros nos abocamos a estas dos”.
El proceso del sistema productivo cumple un ciclo de 21 días. “Hacemos inseminación, a los 21 días es la parición, en otros 21 días empieza el destete y la venta. El período de gestación es de tres meses y tres semanas. Tenemos a las madres en un lugar específico, bien cuidado y esterilizado, de ahí pasan a la maternidad por 28 días y en ese momento trabajamos en el destete”, especifica Pablo, y continúa con la explicación: “De ahí pasan a un sistema en el que el lechón entra a un galpón y se saca como capón directamente. En total, este trabajo lleva 170 días aproximadamente. De esta manera se crea un círculo de producción continua durante todo el año, esto lo hacemos desde hace once años”.
En cuanto al punto en el que están ubicadas las plantas, es estratégico. “En general a la producción de granos y de carne lo ideal siempre es no moverla en flete más allá de 150 kilómetros a la redonda, y al animal vivo es preferible trasladarlo en una distancia que no sea de más de un radio de entre 60 y 100 kilómetros. Por eso nosotros creamos este criadero y la fábrica, para no tener que estar transportando tanta cantidad de materia prima”, indica Grivarello, mientras su padre conversa con Horacio.
La comercialización dentro de la provincia es importante para los empresarios. “Destinamos la mitad de lo que producimos a San Luis; se faena en Justo Daract, Villa Mercedes y en la ciudad de San Luis. Tenemos otra parte de la producción que se traslada a otras provincias como Córdoba y Buenos Aires. Lo ideal sería contar con una infraestructura de tráfico federal para hacer la faena dentro de la provincia de San Luis y que lo que tenga que salir a otras provincias salga procesado y no en pie”, asegura.
Horacio vive, como sus socios, entre los puestos limítrofes de Córdoba y San Luis ya que tiene a su familia en Naschel y otra parte en Tilisarao. Su hijo Manuel, de 32 años, también trabaja en la empresa y es el encargado de la granja en Porcipunta.
“Decidimos apostar a la producción en San Luis, porque el gobierno provincial persigue líneas con las que estamos de acuerdo y favorecen el trabajo, una de ellas es que la materia prima que se hace en San Luis, se procese también en la provincia”, opina, y sigue: “El mercado se está expandiendo. Como nosotros teníamos otras empresas nunca pusimos comercialmente gente en la parte de ventas, todo lo hacíamos nosotros. Producimos los granos acá y buscamos transformarlos acá. Una de las cosas que falta y que aún no se puede hacer es contar con un frigorífico con tránsito federal, si no los cerdos que se consumen dentro de la provincia se faenan acá, pero el resto lo mandamos en pie a otras plantas de afuera”.
Rubén agrega que “el crecimiento de la venta de alimento balanceado se da también por un cambio en la actividad ganadera, por ejemplo en la etapa de la suplementación tanto de madres como de terneros. Los productores están destetando y suplementando temprano, para lograr, lo antes posible, la preñez de la vaca”, indica, y sigue: “Un estudio de mercado nos permitió saber que cuando fue el "boom" de la soja allá por 2008 (había llegado a 600 dólares), la hacienda se fue desplazando de la zona núcleo y comenzaron a ocupar también las semiáridas en las que, con la ayuda de la tecnología, hoy por hoy también se puede producir. Las provincias que antes trabajaban cereales a media máquina se fortalecieron y como los "bichos" tienen que comer, la decisión de armar la fábrica en San Luis tiene que ver con la importancia de no transportar los granos hacia otro lado para volver con la producción terminada, sabíamos que teníamos que darle un final adecuado acá”.
Grivarello cuenta que cuando arrancaron con la fabricación de alimentos balanceados tuvieron que mantener la producción a media máquina durante dos o tres años, “porque en aquel entonces había mucha venta a Chile, después con el corte de las exportaciones decidimos dedicarnos a esto. De hecho es muy posible que en los próximos meses hagamos premezcla para exportar”, adelantó y en su cara se dibujó una sonrisa. Pablo y Horacio se sorprendieron por la novedad.
El empresario argumentó que la decisión se basa en que en el país vecino “cuentan con menor superficie para la producción, elaboran solo el 30% del maíz que consumen, el resto lo importan de Argentina, Estados Unidos o Bolivia. Pero el que les gusta es el de acá, por la calidad y los costos”.
Horacio añadió que “la producción de la fábrica Agroalimentos San Luis tiene un movimiento por encima de las 600 toneladas. La producción vacuna tiene altibajos, la economía argentina es así, difiere del cerdo en que es un poquito más estable. Cuando uno tiene una fábrica no se puede sacar producción, vender y cerrar. Considero que es mejor cumplir con un ciclo completo, dedicarse con mayor calidad a determinada actividad. Nosotros tenemos abuelas y abuelos con los que inseminamos y sacamos madres que se trabajan con inseminación artificial y es un proceso de tres meses y tres semanas de gestación, son 170 días desde que nace el lechón hasta que se vende como capón, es importante lograr ese círculo productivo y no abandonar”, opina.
El empresario asegura que “en este país tenemos la costumbre de ir detrás de lo que se produce en el momento, y eso es muy malo porque cuando llegás lo hacés tarde, o todos hacemos lo mismo y se provoca una saturación en el mercado. Entonces lo bueno sería ser más específicos y convertirse en los mejores en determinada actividad. Es importante la especialización en algo, no querer abarcar todos los rubros, porque el que mucho abarca, poco aprieta”.
Visita oficial
En diciembre los empresarios recibieron la visita del ministro de producción, Juan Lavandeira. "Para nosotros fue muy importante que viniera, recibir el apoyo del Gobierno es una inyección de ánimo para todos los productores. En eso San Luis tiene muchos proyectos, son cuidadosos y estrictos en cuanto a lo sanitario e incluyen a todos, a los pequeños, a los medianos y a los grandes productores. Se destacan la Agrozal y Alfazal, un proyecto con el que ayudan a tecnificar y comercializar la alfalfa, esto es muy bueno porque de otra manera los pequeños productores de la pastura no tendrían la posibilidad de mandar su producción a otros países”, elogia Pablo.
Rubén agrega que dentro de todas las actividades que realizan en las empresas fueron invitados a dar una charla sobre destete precoz y suplementación al sur de la provincia. “Notamos que también están trabajando en la tecnificación y esto hace que haya más hacienda. La zona norte de la provincia está bien desarrollada, aumentó la agricultura al contar con agua de riego. Otro aspecto muy importante que tienen en cuenta en el gobierno provincial es la conservación de los suelos y retomo lo que decía Pablo sobre la alfalfa, que también se realiza para recuperar la Cuenca del Morro”.
Para Pablo, “el productor argentino está sujeto a las armas que le permitan utilizar, es eficiente y a nivel mundial es considerado uno de los mejores. La agricultura para Agroalimentos viene bien, vamos mejorando la tecnología cada año, buscamos fechas de siembra óptimas y materiales de la mejor calidad, que se adapten a la zona. La ventana de siembra arranca desde el 20 de octubre al 15 de diciembre o primeros días de enero, tratando siempre de esquivar las heladas, la seca y los calores”, concluye.
Por María José Rodríguez / https://www.eldiariodelarepublica.com/