La nutrición animal tiene repercusiones significativas, especialmente en la tasa de crecimiento de los porcinos en fase de engorde y el desempeño reproductivo de las cerdas. La disminución del rendimiento reproductivo de las hembras y el retraso en el crecimiento de machos y hembras destinados a mercado son sus efectos más comunes.
Además, esta situación no solo impacta en la productividad, sino también en las características de la canal, la fertilidad masculina y femenina, el metabolismo y la salud intestinal de los cerdos.
Estos efectos interrelacionados destacan la necesidad de implementar herramientas y estrategias efectivas para mitigar este alto nivel de estrés animal. La definición de estrategias nutricionales orientadas a una nutrición inteligente se presenta como una solución altamente efectiva ya que, si son implementadas conjuntamente, conducen al establecimiento de una solución nutricional integral.
En este contexto, las estrategias nutricionales para mitigar el estrés por calor deben centrarse en dos objetivos clave: mejorar el consumo de alimento de los cerdos, ya que esta es la principal causa del deterioro en su desempeño productivo bajo estas condiciones; y reducir el estrés oxidativo, ya que las altas temperaturas disminuyen la capacidad antioxidante de los cerdos, dificultando su habilidad para neutralizar adecuadamente los radicales libres, lo que impacta seriamente en su sistema inmunitario, crecimiento y reproducción.
Estrategias nutricionales
¿Qué estrategias pueden ser empleadas para mitigar el estrés por calor?
– Reducción del incremento calórico de la dieta
El calor asociado al metabolismo de la proteína dietaria es mayor que el de otros nutrientes, como el almidón (40% frente a 18% de la energía metabolizable). Esto se debe, en parte, a la desaminación de aminoácidos, lo que implica un gasto extra de energía. Reducir la proteína bruta en la dieta, especialmente en ambientes cálidos, alivia el estrés térmico en cerdos de engorde y cerdas lactantes. Para evitar deficiencias, esta reducción debe ir acompañada de una suplementación con aminoácidos sintéticos que logre cubrir los requerimientos de los animales.
– Aumento de la densidad nutricional de la dieta.
En condiciones de un clima con altas temperaturas, elevar la densidad energética (a través de grasas o aceites) es clave para compensar la baja ingesta de alimento. Las dietas altas en grasa aumentan la eficiencia de crecimiento en cerdos bajo estrés térmico ya que, aunque su consumo sea menor, sus requerimientos energéticos logran ser cubiertos. En cerdas lactantes, incrementar la densidad energética también mejora el peso de la camada al elevar el contenido de grasa de la leche, siempre que se mantenga un balance adecuado de lisina-energía.
– Consumo de agua
El agua es esencial para que los cerdos regulen su temperatura y mantengan un equilibrio hídrico adecuado en climas cálidos. Un mayor consumo de agua, junto con una mayor frecuencia de orina, facilita la disipación de calor corporal. A altas temperaturas, los requerimientos hídricos se incrementan significativamente; por ejemplo, las cerdas en lactancia duplican su ingesta de agua a 29 °C en comparación con 20 °C. Por lo tanto, es fundamental asegurar un acceso continuo y adecuado al agua, ya que cualquier limitación en este aspecto intensifica los efectos negativos del calor en el bienestar y desempeño de los cerdos.
– Suplementación con micronutrientes.
Micronutrientes como el selenio (0.5 ppm) y la vitamina E (100 IU/kg) protegen la barrera intestinal en situaciones de estrés térmico gracias a sus propiedades antioxidantes, que neutralizan los radicales libres y previenen daños oxidativos. Además, el cromo puede mejorar la sensibilidad a la insulina y, a través de una mejor circulación sanguínea, contribuye a la disipación del calor por radiación.
Afrontar el clima
Para afrontar un clima cada vez más cálido, es fundamental que los productores porcinos adopten estrategias de manejo térmico que maximicen la eficiencia y sostenibilidad de la producción. Dietas de bajo incremento calórico o alta densidad energética han demostrado ser eficaces en la reducción del estrés por calor, especialmente en cerdos en fase de terminación y cerdas lactantes. Sin embargo, su éxito depende de un balance óptimo de aminoácidos-energía para satisfacer completamente las necesidades nutricionales de los cerdos.
Fuente: Motivar