Una gran mayoría de los alemanes quiere saber si el cerdo que tienen para el schnitzel vivió bien o no. Es por eso que el 81 por ciento de los alemanes prefiere tener una marca de bienestar animal, indicó la ministra federal de Agricultura, Julia Klöckner. Ahora, los consumidores deben demostrar que el tema del bienestar animal es en realidad importante y no solo en las encuestas.
Los alemanes gastan poco en la calidad de la comida que compran en comparación con otras naciones europeas, señaló Klöckner de manera crítica. Para los germanos es más importante invertir en el teléfono celular y en obtener el estatus que da salir y viajar por el mundo, agregó.
Los mostradores de salchichas y carne del país deberán tener productos con una etiqueta que indique: este cerdo vivió mejor que otros. Por ejemplo, que enseñe que cada cerdo adulto de 100 kilogramos tuvo un espacio para vivir en el chiquero de un metro cuadrado, o incluso un metro y medio, y no solo en tres cuartos de metro cuadrado.
Muchas porquerizas en Alemania no suelen estar adaptadas a las necesidades de los cerdos
13 criterios: desde el nacimiento hasta el matadero
En empaques de salamis o schnitzel ya empiezan a verse etiquetas de calidad. No obstante, para la nueva etiqueta estatal de bienestar animal hay que cumplir, según la ministra, con 13 criterios, que van desde el nacimiento del animal hasta el momento de la matanza, lo que marca una diferencia con las etiquetas existentes de algunas de las cadenas de supermercados.
Así, la etiqueta estatal tendría tres niveles con crecientes exigencias de calidad. Esto significaría, por ejemplo, que la etiqueta debería especificar si los cerdos permanecieron con la madre durante cuatro, siete o 14 días, y si fueron amamantados por ella.
Además, se deberá detallar si a los cerdos –para establecer, por ejemplo, si tuvieron una vida agradable en la porqueriza– les suministraron material orgánico para roer, como turba, compost o aserrín. Con más espacio y ocupación, se pretende evitar que los animales muerdan las colas de otros con quienes comparten espacio.
Asimismo, se considera cómo los cerdos pasan sus últimas horas de vida. ¿Se pueden transportar en camión al matadero durante 24 horas, o solo ocho o cuatro horas? Las especificaciones se extienden a la "velocidad en que son matados" y el nivel del voltaje eléctrico mortal.
Millones de euros para impulsar la campaña publicitaria
La etiqueta, no obstante, no promete convertirse en salto cuántico para el bienestar animal. Esto se debe a que, por un lado, no es obligatorio, y, por el otro, los agricultores deberán pagar primero para cumplir con las nuevas condiciones. Deshacerse de sus productos más caros es el próximo desafío; no todos los agricultores y consumidores podrán o estarán dispuestos a pagarlo.
Para los costos iniciales, la ministra prometió dinero proveniente del Estado a los agricultores. Además, con un total de 70 millones de euros, Klöckner pretende lanzar una campaña publicitaria para para promover carne de cerdos "más felices".
Sería 10 a 12 euros más caro, todo el cerdo, estima la demócrata cristiana Klöckner. Pero ella no quiso interferir en la soberanía de precios de los comerciantes y, por lo tanto, se abstuvo de hacer referencia a pronósticos de precios.
Múltiples críticos
La ministra también podría simplemente intensificar las normas legales mínimas, que ahora deberían superarse con el nuevo etiquetado. Pero Klöckner no parce querer llevar su política a ese terreno. La ministra habló, no obstante, de conflictos de intereses y de ciertos sacrificios. Según ella, la nueva iniciativa no debería ser demasiado costosa para los agricultores, ya que de lo contrario no podrían sobrevivir económicamente.
• Otros lo ven de manera diferente: Greenpeace, por ejemplo, se manifestó en torno a la conferencia de prensa frente al edificio del Ministerio en la Wilhelmstrasse de Berlín. La ONG exigió requisitos legales más estrictos para la cría de cerdos y la obligación de etiquetar la carne.
• "El error básico sigue siendo que la ministra continúa dejando la etiqueta como algo voluntario", explicó, por su parte, la Asociación Alemana de Bienestar Animal.
• La asociación de agricultura orgánica Bioland criticó que unos 20.000 propietarios de animales en granjas orgánicas, que ya practicaban los más altos estándares de bienestar animal, serían "marginados" por el sistema de etiquetado de Klöckner.
• Klöckner le da a los consumidores "otro truco de relaciones públicas, en lugar de mejoras reales", juzgó la organización de consumidores Foodwatch.
El mercado europeo, especialmente en la industria del cerdo, es muy competitivo. Algo que también ha llevado a agricultores a producir cada vez más barato.
La etiqueta de bienestar animal, describió la ministra, tiene importancia al ser un primer paso y una solución intermedia que quizás también ayude a impulsarla a nivel europeo.
Klöckner dejó abierto el aspecto que podría tener la etiqueta. Muy posiblemente querrá esperar y ver qué sucede. En la primavera, habrá una nueva etiqueta independiente de un minorista importante. La etiqueta del Estado finalmente debe atraer atención, por lo que debe verse diferente.
(FEW/CP)