La provincia de Buenos Aires está en la cima de la porcicultura nacional, con el mayor número de establecimientos, madres y cabezas. Según un informe de INTA publicado en 2013 que analiza la cadena porcina en Argentina, Buenos Aires participa a nivel nacional con el 22% de los establecimientos, el 27% de las madres y el 28% del total de cabezas.
Todos diferentes
Como en el resto del país, la producción bonaerense de cerdos es sumamente heterogénea, y el norte de la provincia concentra la mayor cantidad de establecimientos de producción primaria y de frigoríficos. Como explica Somma: “Tenemos grandes empresas con más de dos mil madres; tenemos un conjunto muy importante de productores medianos, y también tenemos un grupo muy importante de productores chicos”.
Sin embargo, la Regional de INTA busca acompañar al conjunto. Somma asegura que hacen un esfuerzo por lograr “Una aproximación diferenciada para cada estrato, en la perspectiva de mejora tecnológica, en intercambio de información, junto con las universidades, con los institutos de Conicet”, y agrega: “Pensamos que toda esta base científico-tecnológica tiene que estar cada vez más cerca del productor”.
Si se piensa en el motivo por el cual el norte de la provincia posee el conglomerado porcicultor más importante del país, es considerable destacar que esa región es sede de una cadena de producción granaria muy dinámica y eficiente, que permite valores en la provisión de insumos mucho más favorables que en otras regiones del país, o incluso de la misma provincia bonaerense.
Cada caso es único
“Cuando pensamos en la caracterización de la cadena porcina en nuestra región, en esa heterogeneidad de estratos productivos y de tecnologías, de alguna manera nos apalancamos para tener respuestas flexibles. La gran empresa nos demanda un tipo de interacción particular, diferente del pequeño productor.” dice Somma, y ejemplifica: “Nosotros en algún caso damos respuesta con nuestro equipo propio, en otro caso articulamos con el sistema federal de ciencia y técnica, con las universidades, con los institutos de Conicet”.
“En el caso del mediano y pequeño productor –sigue Somma- trabajamos en gran medida en base al sistema productivo que viene implementando con mucho éxito el equipo de Marcos Juárez, la cama profunda. También hay experiencias de pequeños y medianos productores que se aproximan al confinamiento o que aún están en la perspectiva de producción a campo, que también son eficientes”.
A modo de ejemplo, Somma relata que “Hay desarrollos en los que un pequeño productor en el sur del conurbano ha implementado con mucho esfuerzo un sistema confinado que le cierra desde el punto de vista económico y productivo, con una puesta importante y optimista, que nos sorprende gratamente. Hay que reconocer esa iniciativa, esa potencia que tiene el productor argentino de encontrar soluciones que a veces no responden a un cliché”.
Cambios en la rentabilidad
Buenos Aires es la primera productora de cerdos del país y es esperable que haya cierto impacto por los incrementos de los costos de producción tras las nuevas medidas económicas. Somma analiza sobre la situación declarando que “Las capacidades para absorber alguna variación relativa de precios son diferentes para las distintas escalas. Pero tenemos que profundizar en herramientas para la mejora de la eficiencia en los procesos productivos y que nos permitan amortiguar la variación relativa de precios”.
En los últimos cinco años, la producción porcina nacional creció vertiginosamente. Hoy las reglas cambiaron y es necesario que todos los esfuerzos de la cadena se dirijan a asegurar el éxito. Somma reflexiona sobre las líneas de acción a seguir: “Creo que nosotros tenemos que manejarnos de manera proactiva, tenemos que encontrar nuevas respuestas en la perspectiva de mejora tecnológica, trabajar con los productores, ver cómo superamos la situación coyuntural, la variación circunstancial de precios, y apostar a una mayor productividad”, reflexiona.
En ese camino de organización y crecimiento, para el director, la ciencia y la tecnología cumplen un rol fundamental, y deben dejar de lado los academicismos para acercarse al productor: “Hay que estar cerca del productor, acompañarlos en el terreno para construir juntos ese proceso de mejora tecnológica. Las perspectivas son realmente muy buenas, pero implican superar desafíos, que estamos en condiciones de manejar”. Por otro lado, los productores, necesariamente deben permitir el contacto: “Tenemos 55 grupos de cambio rural orientados a la actividad porcina. Ello implica un esfuerzo del productor de nuclearse, contactarse con las instituciones y trabajar en ese proceso virtuoso de mejora tecnológica”.