Ante una realidad signada por la baja tecnificación y la poca inversión en infraestructura en la producción porcina, ambos municipios se aliaron con los grupos de trabajo de INTA Bell Ville e INTA Marcos Juárez, para facilitar y orientar a los productores hacia una experiencia asociativa que mejore las condiciones productivas y comerciales de esas familias.
Desde 2014, esos cuatro organismos están trabajando en conjunto con veinte familias de las dos localidades y sus zonas rurales: “Surgió como necesidad de organizar en sanidad, infraestructura y alimentación a los productores que ya hace años que están, para ayudar a que crezcan, a que la porcicultura sea una actividad sustentable que puedan realizar las familias”, dijo Ariana Quiroga, miembro de la futura cooperativa, en diálogo con TodoCerdos.
Quiroga explicó que en principio, “la idea es asociarnos y formar una cooperativa para tener las madres que producirán los lechones. Eso en conjunto. Después se entregarán los lechones a cada productor que la conforme. Cada uno decidirá si hace gordos en su establecimiento o los venden como lechones. Ellos decidirán en forma independiente qué hacer con la producción”, dijo.
Los planes de los asociados, giran en torno a instalar galpones de cama profunda para iniciar con la producción de lechones. Ello implica fusionar los túneles que normalmente se usan para engorde, con jaulas para maternidad: “Lo planificamos así porque sería lo más económico, más fácil de instalar, más rápido, pero en vez de hacer ahí los gordos, vamos a poner jaulas, como tiene la experimental de Marcos Juárez. Fuimos a visitar esas instalaciones y nos gustó mucho ese lugar. La idea es tratar de hacer más o menos algo como lo que tienen ellos”, adelantó Ariana.
La cooperativa, por estos momentos está en su etapa inicial. Apenas están empezando a recorrer el camino jurídico que le dará la forma definitiva. Los especialistas de INTA están dando impulso desde el punto de vista técnico, de la nutrición, la sanidad, las instalaciones y el negocio. Los productores están empezando a ponerse de acuerdo y a gestionar su propio futuro. Ello incluye un terreno físico en el que instalarán el establecimiento cuya gestión aún está en proceso, pero que ven cada vez más cerca.
Cuando en experiencias asociativas, el Estado (en este caso materializado en los municipios y en INTA) aparece como garante del desarrollo territorial y de la generación de condiciones para la subsistencia de las familias de la región, la unión es definitivamente más fructífera. Con ese apoyo y guía, dos localidades separadas apenas por un puente, eligen trabajar juntas como la alternativa más segura hacia el desarrollo definitivo de su territorio y su propia subsistencia.