Antes, con un periodo de lactación de 30 días se lograban uno o dos partos por madre por año. Actualmente, pueden alcanzarse 2.5 o más partos/cerda/año con buenas condiciones de instalaciones, nutrición y manejo.
Las cerdas de reemplazo son importantes porque son el porcentaje más alto de partos de la granja, por lo que su productividad debe estar dentro de los estándares objetivos -recoge el portal Razas Porcinas de un trabajo mexicano-. Las cerdas de reemplazo permiten cumplir con la cuota de servicios semanales y así lograr la estabilidad del flujo animal y las ventas. Una hembra con un buen desempeño en su primer parto, por lo general tendrá un buen desempeño en el resto de su vida productiva. Manejarlas bien permite tener una mayor Tasa de Retención dentro de la granja.
El desempeño de una cerda adulta depende en gran parte del manejo y alimentación durante su fase de desarrollo. Los problemas reproductivos como el bajo peso y tamaño de la camada al nacimiento, períodos abiertos largos (+ de 7 días), bajos porcentajes de fertilidad al parto así como problemas en el sistema óseo, son producto de un sistema de alimentación inadecuado durante la etapa de reemplazo. El productor utiliza tres sistemas para la obtención de sus reemplazos: Seleccionar en el corral de engorde, comprar sus reemplazos a criaderos, o manejar su propio núcleo genético para producirlas.
¿De qué madres seleccionar una cerda de reemplazo?
Las cerdas de reemplazo pueden ser seleccionadas según diversos criterios. Algunos de ellos son: Que provengan de camadas numerosas y uniformes, que tenga un buen consumo de alimento durante la lactancia, de madres sin problemas al parto, buenas productoras de leche, con buena habilidad materna, con larga vida reproductiva, entre otros criterios. Las granjas porcinas requieren una renovación continua de sus hembras reproductoras, el porcentaje de reposición anual de una granja genética es de 50% mientras que en las granjas comerciales es del 40%.
Las cerdas de reemplazo, requieren de un manejo zootécnico especial, así como también de una estrategia de alimentación durante su crecimiento, desarrollo y engorde. Cualquiera que sea la forma de obtención, hay que tomar en cuenta que la velocidad de crecimiento es alta y que si se utiliza el mismo alimento y/o sistema de alimentación que se suministra a la cerda para alimentar a los reemplazos, puede ocasionar que lleguen al peso sin una maduración sexual para ser aptas en la reproducción.
Cuidado con la recepción
Los animales deben pasar por un periodo de cuarentena. Hay algunos aspectos que deben tomarse en cuenta a partir de los 135 días de edad:
– Corral limpio y con viruta.
– Agua fresca a voluntad.
– Lotes homogéneos.
– Temperatura de 18-20 ºC.
– Administrar 0,5-1 kg/alimento/día a la llegada, luego al siguiente día a voluntad.
La selección correcta de cerdas de reemplazo implica que se hagan tres selecciones: la primera al nacimiento, la segunda al destete y la tercera cuando las cerdas pesan entre 75 y 90 Kg.
Un aspecto no menos importante a considerar para la selección es que el ejemplar tenga buenos aplomos, es decir, evitar mal formaciones, evaluar la calidad de pezuña con el animal quieto y con el animal en movimiento. La evaluación debe ser hecha tanto de los miembros anteriores como posteriores.
Es importante una aclimatación sólida para no poner en peligro la salud de la piara y permitir que las cerdas jóvenes puedan expresar su potencial, exponerlas al macho y detectar el celo para garantizar que la pubertad se alcance a más tardar seis semanas antes de la primera inseminación, una buena densidad en los corrales y una alimentación completa.