El 14 de junio se cumplirán los 100 años de la creación de la Asociación de Argentina de Productores Porcinos (AAPP), una de las instituciones ligadas al campo más antiguas del país. Anticipándonos a ese aniversario y en el marco de la aparente celebración del día global de la producción de carne de cerdo, MOTIVAR dialogó con el consultor Juan Luis Uccelli, ex presidente de la Asociación sobre el alcance que tiene esta industria en la Argentina, su impacto social, el rol de la mujer y las proyecciones en materia de crecimiento.
“La carne de cerdo está en carrera para sumar otros 10 kilos de consumo interno per cápita”, dispara Uccelli apoyado en cifras oficiales (y extraoficiales) que ubican su actual volumen de consumo en torno a los 20 kilos, detrás de las carnes avícola y vacuna.
El especialista anticipa que en los próximos años la distribución geográfica de la industria sobre el territorio será mayor y más homogénea. “Hoy, el sector porcino tiene presencia a nivel nacional, desde Formosa a Tierra del Fuego y de Misiones a Mendoza, pero se concentra en la Pampa Húmeda o mejor dicho en la zona maicera entre Córdoba, Santa Fe y Buenos Aires donde se explica más del 70% de la faena nacional a pesar de que el número de cerdas está algo más difundido.
Entre Ríos, San Luis y La Pampa completan ese pelotón”, repasa Uccelli y sigue: “se estima que son 33.000 los trabajadores directos que tiene el sector, además de otros 34.000 indirectos. Aquellas personas que trabajan en granjas, plantas de faena, desposte y chacinados, desde los operarios hasta los veterinarios, forman el núcleo de colaboradores. Mientras que servicios, mantenimiento, productos veterinarios, nutrición y transporte son los sectores que aportan los puestos indirectos”.
En la práctica, el director de JLU Consultora señala que hay casos, como el de las granjas de Pacuca, de la familia Blaquier Arrieta, que se erige como la principal fuente de trabajo de Roque Pérez, en la provincia de Buenos Aires. Algo que seguramente se repite en Córdoba con La Piamontesa, con base en Brinkmann, o en Santa Fe con Paladini instalada en Villa Gobernador Gálvez. Sin embargo, no se reduce a los grandes complejos productivos sino también a pequeñas localidades donde la presencia de granjas más pequeñas aportan fuentes de trabajo de las más diversas.
“ En toda la cadena de valor hay oportunidades de empleo desde peón en una granja o aprendiz en una planta de chacinados hasta aquel que debe detectar celo, si el sistema ambiental es el correcto o cómo atender los partos, es decir, se necesitan personas pensantes que puedan aplicar tecnología”, advierte Uccelli y explica los motivos: “si querés ser viable, necesitas producir al menos 26 lechones y más de 2500 kilos por cerda, cada año, versus los solos 2100 kilos de hace solo un tiempo”.
Entre las ventajas que cuentan los principales actores locales de esta cadena se cuenta que la gran mayoría de los productores de cerdos son ante todo productores agropecuarios y tienen el beneficio de ser productores de maíz, es decir, son transformadores de su propio grano en carne a diferencia de lo que ocurre con la avicultura.
“Es un sector porcino es extremadamente machista, al igual que la mayor parte del sector agropecuario, pero ha aceptado a la mujer con un rol estratégico al punto tal que hay muchas que ya son gerente de granjas y han aportando al crecimiento del sector no solo como esposas del encargado ocupándose de la maternidad. Las mujeres avanzaron con muy buenos resultados. Incluso se pueden ver con frecuencia en las plantas de desposte porque son muy hábiles con el cuchillo a la par de los hombres”, comenta Uccelli.
Exportaciones: una cuenta pendiente
Juan Luis Uccelli tuvo la oportunidad de participar de las dos experiencias exportadoras que protagonizó el sector cuando ocupó el cargo de presidente de la Asociación Argentina de Productores Porcinos. “En 2015 mejoramos los errores de la primera experiencia exportadora de 2009, donde los dueños de cerdo querían exportar. Argenpork, el consorcio que se formó hace siete años, tuvo esa intención, pero faltó una mirada estratégica”, advierte el especialista.
“La exportación no es un negocio de oportunidades sino de continuidades. Todo el trabajo que se hizo hasta 2020 se tiró a la basura en los últimos dos años”, se lamenta. “A larga, como dijo un colega brasileño, en la exportación el principal mercado es el tuyo, hay que exportar siempre porque es un pulmón ante los problemas internos. En ese sentido, la Argentina debe aspirar a un porcentaje razonable de exportaciones sobre su producción, en torno al 15 al 20% sin tener en cuenta a China”, explica Uccelli y ratifica: “no podés exportar cero”.
Facundo Sonatti
facundo@motivar.com.ar