“Para buscar una base de análisis diremos que tuvimos un 2019 con un promedio positivo, con un crecimiento en producción y faena, y fue por el empuje del consumo interno. Pero si miramos bien veremos que en los últimos meses mostró una luz amarilla: según estadísticas del Ministerio de Agricultura terminamos el año con una sensible caída de casi el 2%. Sobre esa base comenzamos el año”, previene el especialista del Inta Marcos Juárez.
El 2019 fue bueno, pero…
La rentabilidad se mantuvo pero lo hizo a merced de sostenerla sobre el consumo, que se mostró fiel a los cortes porcinos a pesar de que los cortes de cerdo en la góndola reducía la diferencia histórica que existe históricamente entre ambos. “El precio del capón fue de $77 a fin de año y ya no mantenía el 30% que le deben tener para mantener la competitividad. De todos modos se consolidó casi el 15% de participación del cerdo en el consumo de carne, y eso es muy importante”, razonó Brunori.
Una cosa positiva que nos dejó el 2019 en este aspecto es que las importaciones de carne de cerdo se redujo un 25%, pues en 2018 se importaron 44 mil tns y en 2019 34 mil, solo un 5,4% del total. “Sabemos que siempre una parte del consumo vendrá de afuera pero nuestra lucha es por la venta de carne que se ofrece como fresca y no lo es”, señaló.
Respecto a las exportaciones, Brunori las analizó dentro de un proceso virtuoso pero aún pequeño, que está dando los primeros pasos y que hay que consolidar. “El año pasado exportamos poco más de 25 mil tns y eso es solo el 0,5% del comercio mundial pero estamos anotados como exportadores”, apreció, y apuntó como positiva la medida de reducción de los aranceles de exportación del 9 al 5%.
2020, año bravo y para estar alertas
“Este año la faena cayó un 1,3% en el primer cuatrimestre y la producción un 3,7%. En abril se faenaron 20 mil cerdos menos”, contó y aseguró que hasta marzo, cuando apenas comenzaba la pandemia, el consumo había caído un 5%, y esto comenzó a impactar en los precios del capón aunque en la góndola no parecen notarse. La importación bajó mucho también y este escenario obligó a ser más competitivos para mantener esa demanda en baja.
En el primer trimestre las exportaciones crecieron un 28% pero aún no hay datos de la pandemia y “ahora, con China recuperándose pueden mejorar pero la caída en el precio fue importante: cayó de 4 mil a 2500 dólares la tonelada”, dijo Brunori y aclaró que este es un escenario que solo puede afrontar las granjas de porte importante.
La industria es uno de los problemas que tiene el sector: no son muchas y la mayoría se concentra en la provincia de Buenos Aires. En este aspecto hacen falta inversiones, aseguró Brunori.
Situación del negocio en estos días
Si bien no se cuenta con estadísticas recientes, Brunori reconstruyó la actualidad del sector cuando lleva más de dos meses de cuarentena y expuso que “en abril el precio del capón bajó un 16% y esto tiene un fuerte impacto en las granjas pequeñas pues se hace muy difícil trabajar a $58 el kilo”.
La cuarentena tiene un impacto fuerte en la demanda, aunque se van liberando actividades y con ello se ha comenzado a revertir un poco la situación “pero debemos pensar que ya no regresaremos a la cotidianidad que teníamos. Aún no sabemos cómo se modificarán hábitos de consumo. Quizás el comportamiento del consumidor se modifique y ponga más el acento en la bioseguridad de los alimentos. Ya veremos, es un escenario de mucha incertidumbre”, compartió el especialista.
Con mucho tino, Brunori integra en la evaluación el impacto económico de dejará tras de sí la cuarentena con una caída vertical de la actividad que, según analistas puede llegar al 7%, aunque hay expectativas que en el segundo semestre haya un rebote que atenúe el sacudón. De todos modos la pobreza y el desempleo crecerán, y si bien la inflación bajará aún será importante.
“Un elemento importante será que el Gobierno consiga un acuerdo con los acreedores y si así fuera podría destinar recursos importantes a recuperar la economía” avizoró el especialista y convidó a estar atentos al precio de los commodities agrícolas, siempre sensibles a la hora de estructurar los costos.
Hoy, más que nunca, las tareas pendientes
Brunori repasa el guión y propone trabajar en mejorar la eficiencia, aún en las explotaciones pequeñas: ser más eficientes y organizarse para reclamar por políticas públicas que protejan al pequeño productor.
“Nuestra suerte no puede estar atada solamente al precio del capón, hay que trabajar mucho tranqueras adentro, evitar desperdicios de alimentos, llevar un asiento escrito con datos sobre la producción, hay que reaprender a producir en condiciones desafiantes como éstas. Éste es un momento donde mantenerse dependerá mucho de la gestión de la granja”, aconsejó Brunori.
Una de las cuestiones que reafirmó es ocuparse de diseñar una estrategia de venta y evitar intermediaciones, que son las que se quedan con una buena parte del negocio. Si la granja es pequeña hay que asociarse y negociar en grupo con el frigorífico. Juntarse para contratar el transporte y para comprar insumos y alimentos.
Otro de los aspectos que incluyó Brunori en esta exposición fue la de sumarse a trabajar en la construcción de representaciones locales y regionales del sector. “Hay que ir a una representación fuerte y única. Habrá que proponer, plantear medidas, hacer sentir las demandas y los reclamos en cada región del país”, propuso.
Al final, Jorge Brunori reafirmó la necesidad de que los productores se arraiguen y construyan desarrollo local y territorial allí donde se encuentren, y se propongan unirse para comprar, vender, contratar y agregar valor, único camino para incluir a través del empleo y mejorar la rentabilidad.
Por Osvaldo iachetta / Redacción TodoCerdos