La producción porcina de la provincia cuenta desde este año con una nueva entidad, la Asociación de Productores Porcinos de Santa Fe (Apporsafe). Si bien las primeras reuniones de los fundadores se remontan a 2013 y la constitución formal al año pasado, fue recién en 2015 que obtuvieron la personería jurídica que aporta formalidad legal.
En diálogo con los medios, el presidente Marcos Diankoff explicó que el objetivo principal es impulsar la tecnificación y el crecimiento de la producción. Hoy cuentan con 24 socios, mayoritariamente del centro norte provincial, donde -afirma- se están generando los procesos de inversión más importantes.
Una región que crece
“El objetivo es defender el sector en la provincia; a nivel gubernamental está el Instituto de Porcinotecnia en Chañar Ladeado, donde también hay una asociación de productores que no nos representa a los del centro y norte”, justificó el directivo. Y agregó que en la región que hay mucho mayor desarrollo que en el sur provincial, donde “se han quedado un poco en el tiempo”.
Diankoff relató que la agrupación comenzó con reuniones entre productores, primero para comercializar hacienda en pié y luego con el objetivo de defender al sector. Así comenzaron a vender medias reses, con expectativa de llegar en algún momento a comercializar directamente al público, a través de una cooperativa.
Si bien Apporsafe hoy defiende más al pequeño y mediano productor, “la idea es ampliarlo”. Con ese objetivo, por ejemplo, se relacionaron con entidades técnicas y científicas. Con UTN firmaron un acuerdo, mientras tienen encaminado otros con UNL y el INTA, donde formaron dos grupos de Cambio Rural II. “Con eso logramos algunas cuestiones a nivel nacional”, explicó el presidente.
Sin datos
A nivel local la relación con las autoridades provinciales es más distante. “Hoy la idea es que el Ministerio de la Producción nos escuche, nos tengan más en cuenta”. El principal pedido es que el sector se formalice. Diankoff afirmó que Santa Fe es 3º en producción y 2º en comercialización y “formalmente no sabemos dónde estamos parados”. En tal sentido, mencionó que el Senasa contabiliza 160.000 madres en la provincia, mientras proveedores privados las calculan en 60.000/70.000. “No hay una estratificación, ni de cantidad ni calidad de productores en la provincia”, se quejó. Y no se trata sólo de contarlos, sino de saber para quién es la actividad principal o secundaria, que nivel de sanidad aplican o cual es la rentabilidad. “Formalmente la provincia tiene muchas carencias”, insistió.
El dirigente relató que fueron recibidos por el Ministro de la Producción, Carlos Fascendini, y los referentes de Chañar Ladeado. “Nos dieron -indicó- 5 créditos de $50.000 para pequeños productores, con un fondo rotatorio”. Pero afirmó que “la provincia confía mucho en lo que hacen desde la organización de Chañar Ladeado y no es representativo”. Por ello opinó: “hace falta una organización para que canalice inquietudes ante el Estado”.
El titular de Apporsafe comentó que buscan armar una mesa de diálogo con Inta, Senasa y Gobierno “para saber bien dónde estamos parados”. Una preocupación es la competencia desleal. Sin embargo aclaró: “no queremos erradicarlos, sino ayudarlos a que hagan las cosas como corresponde; darle la posibilidad de que hagan bien las cosas”.
Agruparse y avanzar
Desde Apporsafe consideran que en la actualidad si el pequeño productor no se agrupa o se integra dentro de la cadena tiende a desaparecer, aún con números buenos en la actualidad. “La producción es rentable, pero porque le va mal a otro”, dijo en referencia al perjuicio que sufren los productores de maíz, quienes por efecto de las retenciones venden a un precio menor.
Por otra parte, Diankoff, quien también es asesor, sostuvo que “la Argentina tiene una de las producciones más baratas, pero no somos eficientes”. Al respecto citó una estadística: el promedio de producción en el país es de 1.400 kg de capón por madre al año, mientras Brasil hace 2.500. “Santa Fe no escapa a la tendencia, algunos producen 800/1.000 y otros llegan a 2.800”, aseguró.
De allí que se busque crecer “tranqueras adentro”, pero para ello -afirmó Diankoff- se necesita financiamiento para incorporar tecnología tranqueras adentro, sobre todo para avanzar en planteos intensivos. También para capacitación.
Fuente: Campo Litoral
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