"Los incrementos en los costos de la actividad pusieron en jaque a los pequeños productores porque hoy el kilo de cerdo se los pagan entre 14 y 18 pesos, mientras que los costos de producción varían entre 16,50 y 17,50 por kilo", indicó Juan Luis Uccelli.
El sector porcino fue uno de los más pujantes de los últimos años, con una producción que saltó de 200.000 toneladas en 2005 a 600.000 el año pasado y se prevé que para 2025 se llegue a 1.200.000 toneladas.
El dirigente explicó a Télam que "los costos de producción se dispararon un 65% después de la devaluación y la quita de retenciones, mientras que el precio al consumidor sólo subió un 10%", a lo que se le sumó el alza en las tarifas de los servicios y los combustibles.
"Esto se agrava con los pequeños productores, ya que se les paga menos que a los grandes, porque no negocian directamente con los frigoríficos, sino que lo hacen con intermediarios, que suelen tirar el precio para abajo", sostuvo Uccelli, y remarcó la necesidad de que se "junten y organicen para negociar los precios en conjunto".
El sector productivo porcino ocupa 35.000 personas de manera directa, cuenta con 4.600 productores y durante el año 2015 facturó 24.000 millones de pesos, equivalente a algo más de u$s 1.500 millones.
Para el director de Carne Vacuna, Porcina, Aviar y Otras del Ministerio de Agroindustria de la Provincia de Buenos Aires, Francisco Luna, existen dos problemas principales en el sector porcino: la cautividad del precio y la falta de eficiencia en la producción, sobre todo, en los pequeños productores.
"El precio de referencia del capón (cerdo de cinco meses de 110 kilos) no está ligado a la oferta y a la demanda, sino al precio que marcan los frigoríficos, situación que se da desde 1993 con el cierre de las operaciones con porcinos en el mercado de Liniers" indicó Luna.
A esto se le sumó "que ahora el precio se quedó estático por la apertura de importaciones, que este año es de un 8% (7.200 toneladas), ya que los valores de la carne importada es más barata y son algunos frigoríficos los que que la compran".
Luna señaló que otro problema es que "los productores no tienen el nivel de eficiencia para subir su producción por falta de infraestructura y de poder económico y, en algunos casos, el nivel de capacitación necesario".
Por esto es que el Ministerio lleva a cabo "trabajos para la formación de los productores para que ellos puedan aumentar la eficiencia y la producción".
El funcionario ubicó una de los principales problemas del sector en la "falta de formalización" de los pequeños productores que representan actualmente el 90% de la totalidad de los empresarios porcinos.
"Ante tan gran crecimiento que se produjo en los últimos años, hemos perdido el registro de los pequeños productores, por lo que consideramos que el 70% de ellos no poseen el Registro Nacional Sanitario de Productores Pecuarios (Renspa) que otorga el Senasa. Tampoco tienen la Habilitación de los Establecimientos contemplada Ley 10.510 de la provincia ni la Inscripción al Boleto de Señal de la Provincia de Buenos Aires, lo que certifica y provee de trazabilidad a su mercadería", detalló el funcionario del Senasa.
Los registros y habilitaciones favorecerán las perspectivas
"La formalización les permite a los productores la posibilidad de vender directo a los frigoríficos y evitar a los intermediarios, que los utilizan para bajar los precios, además de que le da la posibilidad de faenar ellos y abrir su propia carnicería para vender su producción, el mismo tiempo", precisó Francisco Luna.
Para los productores, "además, al no tener los registros, se complica la posibilidad de obtener financiamiento", argumentó Luna.
Para este funcionario "si ellos (los productores) hubieran crecido en la cadena, hoy no estarían en situación de quebranto".
Por tal motivo, desde el Ministerio tomaron las primeras medidas para simplificar el trámite para la obtención del Boleto de Señal y la habilitación de los establecimientos, como así también, "hacer una fuerte llegada a los productores yendo a los lugares donde produce".
Javier, pequeño productor que cuenta con 50 madres reproductoras de la zona norte de Buenos Aires, sostuvo en diálogo con Télam, que "la situación para nosotros está muy complicada: en estos momentos estoy cerrando la granja, porque ya no veo el negocio".
Establecido en el corredor productivo de Zárate-Campana, indicó que, a causa de los aumentos en los alimentos, los servicios, el combustible y los bajos precios que se le pagan al productor "hoy ya no puedo reinvertir nada".
"A la escasa rentabilidad que tengo, la utilizo para pagar deudas, así que ya no vivo de la granja", expresó. Y sintetizó su situación: "en dos meses me cambiaron todas las variables, por lo que en dos meses me tiraron abajo dos años de trabajo".