Por su parte, el fenómeno de la concentración hace referencia a que cada vez existen menos de esos actores “globales”. Al final, es un puñado de empresas el que, en realidad, define el funcionamiento de la cadena alimentaria o, por decirlo de otra manera, los precios que pagamos y también los productos que consumimos. Por ejemplo, a escala planetaria son 10 las compañías que controlan el 62 por ciento del mercado mundial de la sanidad animal, es decir, vacunas, antibióticos y suplementos alimentarios. Las tres más grandes controlan el 30 por ciento del mercado.
En Brasil, principal socio comercial de la Argentina, sólo tres empresas controlan el 60 por ciento del mercado de leche. El proceso de concentración implicó una reducción drástica en el número de tamberos que suministran leche a esas compañías. Al igual que en la Argentina, se cuentan en decenas de miles los que desaparecieron. Es verdad que el proceso comenzó durante el más descarnado neoliberalismo, pero las experiencias “progresistas” no pudieron o no quisieron torcer el rumbo de los acontecimientos.
El fenómeno de la concentración también se registra en los países poderosos. La compañía Tyson se erige como el mayor productor y procesador de carne del mundo. En Estados Unidos, controla el 25 por ciento, el 27 por ciento y el 21 por ciento de los mercados de carnes de pollo, bovino y cerdo, respectivamente. Como no podía ser de otra manera, el principal cliente de Tyson es la mayor empresa de distribución, que tiene presencia en Bariloche. Además, Tyson participa del 18 por ciento de todas las exportaciones mundiales de pollo.
Del otro lado del océano, se registra un fenómeno similar. The Danish Crown es un grupo danés que se convirtió en el principal productor y procesador de carne de cerdo de Europa. Además, controla el 90 por ciento del mercado de la carne porcina en su propio país. Esta concentración que se registra en la producción y elaboración tiene su parangón en el mercado de la distribución, es decir, el último eslabón.
Un volumen creciente de los alimentos que se consumen en todo el mundo es controlado por las 30 primeras empresas de distribución. Una sola de ellas vende casi 1 de cada 4 alimentos que se venden en todo el planeta. Como puede advertirse, esta situación no sabe de equidad. En Europa, se calcula que, dentro de poco, el 75 por ciento de las ventas de alimentos se hará en establecimientos de esa índole.
En España, el 85 por ciento se vende en supermercados e hipermercados. En Latinoamérica, se sigue exactamente el mismo esquema y la Argentina no es la excepción. En todas latitudes se encuentran las mismas transnacionales de distribución de alimentos. Cada vez más, la única manera de llegar al consumidor… Y por último, pero no menos importante, mucha responsabilidad tiene en la persistencia de la inflación.
Fuente: El Cordillerano de Bariloche