Normalmente en cualquier actividad se debe planificar en los momentos buenos, para estar preparados para los momentos malos. Si se hace correctamente no solo permite la previsibilidad, sino que disminuye los daños colaterales del negocio.
Pero no es el caso del Sector Porcino en los últimos años, que transcurre de momentos de bonanza en que el olvido es generalizado, a momentos de problemas donde en medio de las lágrimas, se trata de improvisar soluciones. Es horrible pensar que no compramos el matafuego, cuando el fuego quema nuestra casa y salir corriendo a comprarlo.
Nadie descarta las buenas intenciones de promover cortes del jamón y la paleta a precios “baratos” al público, porque se dieron cuenta que el precio del capón se desplomó, pero tratar de hacerlo de oficio sin el manejo o acompañamiento de toda la cadena fue un error. Ojalá tenga el mejor de los resultados.
¿No sería mejor haber realizado una campaña de forma constante, con el consenso de toda la cadena, que hubiera permitido morigerar los problemas actuales?
¿Y la exportación?
Si bien el sector apostó a la exportación, ya el año pasado mostró un decaimiento en el crecimiento que venía dando y este año tiene valores normales, pero no es capaz de aumentar la cantidad exportable. Hay dos problemas en esto. Falta de capacidad de frío e intención de obtener el mejor precio para exportar. La primera se sabe de hace rato y no se hizo absolutamente nada. La segunda demuestra una falta de “agresividad” que inhabilita para ser competitivo en un mundo “altamente competitivo”.
Sus Scofra / Especial para TodoCerdos