El consumo de alimento en los cerdos está influenciado por el ambiente en el cual están siendo criados. Sin importar la etapa productiva, al exponerse a temperaturas por arriba de su punto óptimo, genera un déficit en su crecimiento y por lo tanto una pérdida económica por parte del porcicultor.
Uno de los principales signos del estrés calórico es la disminución del consumo voluntario de alimento. Por otro lado, el requerimiento energético aumenta debido al esfuerzo fisiológico para disipar calor. Este proceso provoca una disminución en la ganancia de peso, la conversión alimenticia y la composición de la canal se altera.
Lo anterior es afectado principalmente porque el shock de calor (como es conocido este problema), afecta no solo al consumo voluntario, sino también a la fisiología digestiva y con mayor efecto a las vellosidades intestinales, particularmente en el duodeno y yeyuno; por su otro lado, se detectó que en cerdos sometidos durante 7 días a estrés calórico se afecta la relación entre la altura de las vellosidades y la profundidad de las criptas en yeyuno en un 23% (menor) que los cerdos que estuvieron en una temperatura adecuada.
Por otro lado, con la finalidad de disipar el calor (debido a que el cerdo no produce sudor como mecanismo para eliminar el calor) la sangre es direccionada hacia la periferia, disminuyendo el aporte de sangre a nivel gastrointestinal, provocando un daño al epitelio intestinal que afecta a la digestión y absorción de nutrientes.
Estrés calórico en hembras reproductoras
Durante el primer tercio de gestación, las cerdas son especialmente susceptibles al estrés calórico, impactando seriamente a la tasa de concepción y reducción en el tamaño de la camada, esto debido a que bajo estas condiciones hay una reducción en la progesterona circulante entre los 13 y 19 días de preñez, además de un efecto luteínico hasta el día 25 de gestación. Por otro lado, el estrés calórico puede causar una reducción en el tejido embrionario produciendo perdidas embrionarias.
En el caso de las cerdas en el área de maternidad, el incremento de temperatura por arriba de su zona de confort, provoca una reducción en la producción de calor en el sistema digestivo, mediante la disminución en la ingesta de alimento y aumentando la pérdida de calor por evaporación, intentando mantener la homeostasis térmica. Con el objetivo de mantener la producción láctea, las cerdas utilizan las reservas corporales afectando su condición al destete.
Como es sabido, la producción de leche está relacionada con la circulación sanguínea en la glándula mamaria, se creé que en situaciones de alta temperatura ambiental, existe un aumento en el flujo de sangre a los capilares de la piel, disminuyendo así el paso del flujo sanguíneo por la glándula mamaria y concomitantemente la producción de leche y al final el peso de la camada. Este efecto puede estar mediado por la disminución en los niveles de hormonas tiroideas que se observan en estas situaciones, donde las concentraciones de T3 y T4 presentan una relación inversa ambiental.
Por otro lado la insulina, cuya función en el tejido mamario es la de aumentar la captación de aminoácidos, glucosa y ácidos grasos por medio de las células secretoras, en condiciones de estrés calórico las concentraciones de insulina disminuye.
El estrés calórico en padrillos
Al igual que en las otras etapas, los sementales no son sensibles al frio, pero si al calor excesivo. Toda exposición de los verracos a una temperatura ambiental elevada, afecta negativamente a la producción de semen, el límite superior se encontrará alrededor de los 29 a 30°C. Inclusive en exposiciones de 30°C durante 3 días pueden desencadenar el síndrome de sufrimiento testicular que se manifiesta por la disminución del número de espermatozoides viables, disminución en la motilidad, aumento en la aglutinación y en el porcentaje de células anormales, reduciendo severamente la fertilidad.
Se ha demostrado que en las exposiciones altas de temperatura hay un efecto inhibitorio sobre la maduración de los espermatozoides y en la biosíntesis androgénica a nivel testicular, que repercute durante un espacio de 15 días en la caída real de la fertilidad; pudiéndose reestablecer hasta 60 días después de la exposición inicial (esto debido a que el ciclo espermático tiene una duración de 34 días). Además de esta situación, se puede observar una disminución en la libido.
Alternativas para su manejo
El manejo de esta situación deberá ubicarse principalmente en proporcionar las mejores condiciones de ventilación y alojamiento evitando hacinar los corrales. Un signo típico que se observa en las granjas es que el cerdo adopte la postura de “perro sentado” y que se vea respirar con la boca abierta. El único mecanismo fisiológico para disipar el calor que ha desarrollado el cerdo es mediante la convección (disipar calor por contacto directo) al estar en áreas más frescas como son aireadores húmedos, nebulizadores, charcas y pisos de cemento.
Es necesario asegurar un adecuado suministro de agua fresca, en especial en la horas de mayor calor. Se debe asegurar que funcionen correctamente los bebederos y sobre todo con la adecuada presión según la etapa productiva (1.4 L/min para cerdos de hasta 30 kg, 1.7 L para cerdos de 30 a 70 kg y 2 L/ min para cerdos mayores a 70 kg incluyendo reproductores).
También es necesario un adecuado manejo de cortinas con la finalidad de mejorar las condiciones ambientales de la sala, si es necesario se deberá utilizar ventiladores y en las áreas de reproductores el uso de nebulizadores es de gran ayuda, ya que la termorregulación del cerdo será más fácil.
Por la parte de alimentación, se han realizado una serie de evaluaciones con la finalidad de hacer frente a esta situación y la repercusión en la pérdida de peso (cerdos en crecimiento) sea menor, como es el caso de la evaluación realizada por Silva-Tavares y col. (2008) donde evaluaron incrementar el aporte de energía en un caso de estrés calórico; concluyendo que los niveles evaluados de energía digestible (3700 Kcal/kg) proporcionó mejores resultados en la conversión alimenticia, sin embargo existió mayor deposición de grasa en el cuerpo y una disminución en la deposición de proteína.
Publicado por Benjamín Sanchez García (México) en Porcicultura.com