Faltan pocas semanas para que termine el 2018, y es un momento clave en donde las actividades agropecuarias realizan su balance. Para conocer en detalle la situación, Infobae dialogó con el médico veterinario Jorge Brunori del Grupo Porcino de INTA Marcos Juárez, y con la productora de cerdos, Victoria Irastorza.
Si bien el año se presentó muy duro para ambas producciones, el segundo semestre mostró una luz de esperanza al final del túnel, aunque no para todos los productores. Al mismo tiempo, observan el 2019 con cierta esperanza, aunque marcado por la incertidumbre.
Pérdida de rentabilidad
En lo que se refiere a la cadena de producción porcina, Brunori repasó: "Fue un año duro, en el cual atravesamos una situación coyuntural que puso en jaque la rentabilidad de los sistemas, y que lamentablemente nos ha llevado a la pérdida de productores, sobre todo en el extracto más numeroso que son los pequeños y medianos".
Al ser consultado sobre la cantidad de personas que abandonaron la actividad, expresó: "No está fehacientemente determinado, pero más allá del porcentaje, si perdimos uno o 100, la magnitud es fuerte porque es una actividad que viene creciendo diseñada para el pequeño y mediano productor, que permite la diversificación del valor agregado en origen, y el arraigo rural".
Entre los factores que golpearon la rentabilidad del productor porcino, Brunori detalló: "La devaluación impactó con un aumento en los cereales y la oleaginosa -alimento para el cerdo- que representa el 70% de los costos de producción, a eso se le sumó una sequía que también tuvo efecto en los precios, el reacomodamiento tarifario de luz, combustible".
De acuerdo a los cálculos del experto, todos estos factores generaron un crecimiento interanual del costo de producción casi del 70%, que no pudo ser acompañado en la misma magnitud por el precio del capón. Sin embargo, resaltó que: "Si bien en el segundo semestre el precio del capón ha tenido un crecimiento que permitió en alguna medida al final de este año amortiguar ese aumento de costos en algunos casos con alta eficiencia y escala, no pudo ser en gran parte del año, el aumento de los costos compensado con el aumento del capón".
En cuanto al crecimiento en la exportación y el consumo interno de carne porcina, Brunori expresó: "La buena noticia para el sector es que el consumo sigue creciendo". Según informó, el consumo de carne porcina es de 18kg/hab/año con una fuerte participación de 14kg de carne fresca. En la misma línea, el experto enfatizó: "Otra buena noticia es que ha crecido mucho la exportación más de un 30%, hemos abierto mercados importantes y tenemos la posibilidad de seguir abriendo en la medida que generemos un desarrollo organizado y aumentemos nuestro volumen de producción".
Como contrapartida y sumado al combo de aspectos negativos, Brunori también señaló un crecimiento de las importaciones.
La voz del productor
Hace cuatro años que Victoria Irastorza, junto a su familia manejan una granja porcina de 100 madres, ubicada al sur de la provincia de Buenos Aires, más precisamente a 55 km de Bahía Blanca. "El 2018 lo cerramos con un sabor amargo", dijo a Infobae.
Su experiencia anual tiene un tinte positivo y a la vez negativo: "Productivamente nos fue muy bien porque siendo nuevos, después de cuatro años logramos llegar a buenos niveles de destete, de peso, y de un montón de parámetros que logramos que estén bien durante todo el año". Sin embargo, resaltó: "Económicamente nos fue muy mal, estuvimos al borde de cerrar, lo que nos salvó fue que productivamente anduvimos bien".
Respecto al futuro cercano, Brunori analizó: "Lo veo como un año con muchas incógnitas
basadas fundamentalmente en cómo va a estar la situación del país", y muy preocupado, enfatizó: "La producción porcina es una actividad que más del 90% son pymes agropecuarias, y no están pasando un buen momento como todas las pymes de Argentina. Esperemos que el país abandone este proceso de recesión y comience a crecer".
Fuente: Infobae y otros aportes