La inteligencia artificial (AI) ha llegado a la cría de cerdos en China. La República Popular produjo 53,4 millones de toneladas de carne porcina en 2017, lo que la convierte en la principal productora del mundo, por encima de la Unión Europea y Estados Unidos.
También es la mayor consumidora de carne de cerdo, con 54,5 millones de toneladas el año pasado, que serían 58,8 millones en 2021, lo que implica más de la mitad del consumo mundial.
Esto significa que no hay forma de satisfacer la demanda china con las técnicas tradicionales de producción, incluyendo los sistemas automáticos hasta ahora conocidos. Por eso es necesario realizar drásticas innovaciones a través del uso de la inteligencia artificial.
En la provincia de Sichuan (en el sudeste del gigante asiático) -principal productora de carne de cerdo- varios de los grandes conglomerados cárnicos, como el Grupo Tequg, prevén producir 10 millones de cerdos en 2020, y lo hacen con los sistemas de inteligencia artificial provistos por Alibaba.
El sistema creado a través de sensores inteligentes e información analítica (Big Data), monitorea en tiempo real los movimientos y la salud de cada uno de los 10 millones de cerdos.
El próximo paso es colocar en cada uno una máquina de visión instantánea que identifica los números tatuados en sus costados. De esa manera cuenta cada uno de los movimientos del animal, y los indicadores de su grosor, preñez, y todo otro asunto referido al estado de salud.
Los sensores establecen la temperatura del cuerpo de los animales, y detectan de inmediato a los que están enfermos, en forma actual o potencial.
Los datos reproductivos son notables. Se ha logrado aumentar 30% la productividad porcina en un solo año, que pasó de 20 a 25 crías en 2017 a entre 32 y 35 crías en 2018, que es el nivel de las granjas porcinas en Estados Unidos, el ineludible punto de referencia de la industria china.
La información analíticamente estructurada establece programas de movimientos para cada uno de los cerdos, así como la duración y velocidad de las distancias que deben recorrer por día, fijando sanciones en el caso de no hacerlo, que acarrean ante todo la pérdida del derecho al descanso hasta que no cubran las distancias requeridas.
La clase media china integrada por 440 millones de personas con niveles de ingresos comparables a los norteamericanos (con habitantes que ganan entre U$S 35.000 y U$S 45.000 cada año) está hondamente preocupada por la cuestión de la salud y la alimentación saludable; y esto se manifiesta en que el peso de los cerdos y la cantidad de grasa la fijan ahora las exigencias de los consumidores.
Toda la información es almacenada en los códigos de barra (QR), que los productos porcinos llevan para sus ventas en las grandes cadenas de supermercados. “Queremos cerdos que puedan recorrer 200 kilómetros en vez de pesar 200 kilogramos”, dice la empresa informatizada con AI.
La búsqueda la calidad se revela en la caída sistemática de costos que experimenta la producción, que alcanza a más de U$S 20 millones por año.
Por eso han surgido en toda China nuevos productores de carne, ajenos al campesinado, que integran incluso profesionales de alta calificación que vienen atraídos por las nuevas oportunidades que ofrece un sector en plena transformación.