Según un reciente informe realizado por el Senasa, totalizó las 8.363 cabezas un valor que representa un crecimiento del orden del 50% respecto de los indicadores consolidados para este mismo período del año anterior.
La cifra continúa siendo baja en relación al potencial de demanda que existe en la región y el nivel de faena que se presenta a nivel nacional que, según la estadística oficial, se ubicó, en este primer bimestre del año, en 1,1 millones de cabezas. Las importaciones de carne porcina, cercanas a las 9.200 toneladas en todo el 2017, compensan el consumo interno.
Según fuentes del sector privado la suba de la faena a nivel regional se debió fundamentalmente a la mayor oferta de porcinos en el mercado. Pero esta tendencia difícilmente pueda llegar a mantenerse para el resto del año.
El coordinador de Sanidad, Calidad e Inocuidad Animal del Centro Regional Patagonia Norte del Senasa, Gustavo Comesaña, aseguró que “la suba de precios del maíz condicionará la oferta en los próximos meses”.
Si bien la dieta de los animales, que varía según las distintas etapas de producción, está compuesta por pellets y poroto de soja, afrechillo de trigo (en este caso durante la gestación, pero no en la fase de terminación) y por un núcleo vitamínico, la base siempre es el maíz, que ronda entre el 55 y el 70% del total de la alimentación porcina. Entre las malas noticias está que las cotizaciones de este commoditie se dispararon en estos últimos meses.
Según datos brindados por el sector privado en marzo de 2017 la tonelada de maíz puesta en el Alto Valle cotizaba a 2.680 pesos. Días atrás esa misma tonelada se llegó a pagar algo más de 4.000 pesos, mostrando un crecimiento del orden del 50% en doce meses. Neteado por inflación, la suba real fue del 25%, variación que impacta fuertemente sobre los costos finales de la actividad.
Parte de estos costos se trasladan a la góndola que terminan por retraer el consumo. Según informes oficiales, en la zona del norte de la Patagonia el 80% de los productores porcinos son pequeños productores con no más de 15 madres cada uno y muchos de ellos todavía no se encuentran organizados. Desde los gobiernos de Río Negro y Neuquén se estimula a estos productores para que se asocien y así acceder a la oferta crediticia que existe dentro de esta importante actividad.
“Difícil que la tendencia pueda sostenerse”
El coordinador de Sanidad Animal del Senasa, Gustavo Comesaña, se mostró optimista con la evolución que está mostrando la actividad porcina en la región, pero manifestó sus dudas sobre la posibilidad de sostener este crecimiento relativo en todo 2018.
“Creo que la suba de precios del maíz condicionará la oferta en los próximos meses”, detalló el funcionario ante una consulta de este medio. El entorno externo e interno no es positivo para este commodities ya que se espera una menor cosecha local y en los grandes centros de producción.
P- ¿No sería bueno comenzar a sembrar en los grandes paños que hoy están abandonados en el Valle?
R- Sin dudas que eso sería muy importante y más ahora donde la falta de oferta se hace sentir en el sistema.
P- ¿Por qué cree que no se estimula la producción de este commodities en la región teniendo en cuenta que también sirve para el sector bovino?
R- El gobierno tiene en mente ampliar la superficie bajo riego en la provincia y existen políticas crediticias que apuntan a este tipo de producción.
P- ¿Encontró su techo la actividad porcina en el norte de la Patagonia?
R- No, para nada. Tiene todavía un enorme recorrido. Hoy la oferta local abastece un bajo porcentaje de la demanda potencial existente, por lo tanto hay lugar para que la actividad continúe en esta senda de crecimiento.