“Tenemos un criadero entre Villa del Rosario y Santiago Temple, con una ampliación que estamos realizando llegaremos a 500 madres. Comenzamos hace unos 20 años con algunas madres y luego comenzamos un proceso de intensificación para darle un agregado de valor a los granos que producíamos en agricultura. Tenemos confinamiento total, bajo cubierta, full slat y todas las instalaciones para producir”, cuenta Hernán Felicioni, quien es parte de Santo Domingo, una empresa familiar que comparte con sus padres y su hermano. Tiene un promedio de 28 lechones por madre y por año, y unos 3200 kilogramos por madre/año, y la aspiración es crecer un 10% este año y llegar a los 4 mil kilos en 2020.
La inversión para una granja porcina de producción intensiva es de unos US$ 6 mil dólares por madre, pues muchos de los insumos para su instalación son fabricados fuera del país.
-¿Por dónde pasan los desafíos en este momento?
-Bueno, la devaluación ha agudizado una difícil situación, pues han crecido un 50% los costos, especialmente la alimentación, y particularmente el maíz y granos en general, mientras el precio del cerdo se mantiene igual. A quien mejor le va, está cambiando la plata y el 90% de los productores está trabajando a pérdida.
-¿Cómo va a impactar esta situación en el sector?
-Hemos vivido esta misma situación en otras épocas, y estamos viendo que muchos productores de baja escala, que habían invertido en 10 madres hace un año, está deshaciéndose de esas chanchas y piensan en abandonar la actividad. Van a quedar los criaderos intensivos porque, entre otras cosas, el porte de la inversión les da menos espacio de juego.
Como un elemento que agrava la situación, Felicioni apunta que los precios en góndola de los cortes de cerdo tienen una marcada diferencia con los precios que se le paga al productor porcino. De tal modo que el beneficio llegue al productor y al consumidor, que año tras año va incorporando la carne de cerdo en su estrategia alimentaria.
-¿Cómo empresa familiar están pensando en ganar eficiencia en la granja o en agregar valor?
-Trabajamos en esos dos planos, pero estamos observando que desde hace un par de décadas la producción primaria tiene cada vez menos impacto en los números finales. Y por eso estamos pensando en procesos integrados, como se están desarrollando en Brasil, para agregar valor a la producción primaria. Estamos pensando que por allí pasa una de las posibilidades de crecimiento para el futuro.
-¿Son parte de algún grupo de trabajo?
-Somos parte de Aprocer, participamos del cluster porcino de Oncativo, y de la Cámara de Productores Porcinos de Córdoba. Este es un grupo que ha ido creciendo en cantidad de madres y ha mejorado bastante la eficiencia.
-¿Cómo ve lo que viene? ¿Qué cosas lo mantienen en activo?
-Lo principal es que la carne de cerdo se ha instalado como una verdadera opción proteínica. Es sana y muy sabrosa, y creo que todavía tiene para crecer. Eso es lo que mantiene viva la llama de la porcicultura.