En diciembre del 2021 se detecta un aumento de la tasa de repeticiones de celo que, en un principio, se relaciona con el brote de PRRS (cepa propia) que estaba sufriendo la granja y cuyos efectos duraron hasta marzo 2022. En esta primera visita se observan prolapsos uterinos y secreciones vulvares purulentas. Se establece un protocolo para estabilizar el PRRS, se recomienda tratamiento antibiótico con amoxicilina para las cerdas con descarga vulvar, así como tratar a las cerdas posparto con PgF2α. Además, se solicita a la fábrica la incorporación de 1 kg/t de secuestrante de micotoxinas en el pienso, así como la limpieza de los silos de pienso de toda la granja. Al vigilar las descargas, llama la atención la cantidad de vulvas mordidas. El encargado de la granja comenta que en las salas de gestación confirmada las cerdas están muy nerviosas y que las dominantes muerden a las de delante al intentar pasar una y otra vez por las máquinas de alimentación en túnel.
Regreso a la granja
En agosto del 2022 volvemos a la granja porque las repeticiones de celo no han mejorado (> 22 %) y ya no se pueden relacionar con el brote de PRRS dada la estabilidad encontrada en los chequeos serológicos. Para buscar el origen de las repeticiones de celo se revisan varios aspectos de la granja:
- Número de oportunidades/cerda tras repetir el celo. Se observa que a las cerdas se les da hasta 3 y 4 oportunidades para quedar gestantes. Se recomienda enviar a matadero las cerdas que repiten más de 2 veces, dado que se sabe que se pierde alrededor de un 15 % de fertilidad por cada oportunidad.
- Resultados de las inseminaciones por verraco. Se observa que hay algunos machos con bajos resultados de fertilidad y tasa de partos (tabla 1). Se solicita al centro de inseminación proveedor de las dosis seminales dirigidas a esa granja no incluir en el encargo el semen de dichos verracos.
Tabla 1. Análisis de datos reproductivos de las hembras según el macho utilizados en las inseminaciones artificiales de la granja.
- Revisión de la condición corporal de las cerdas, la presencia/ausencia de síntomas de micotoxinas, todo el manejo posinseminación y la incidencia de cojeras o de cualquier otra causa que provoque dolor o estrés. Se observa que todo está dentro de la normalidad salvo el elevado número de hembras con la vulva parcial (figura 1) o totalmente mordida (figura 2).
Figura 1. Vulva parcialmente mordida. Figura 2. Vulva totalmente mordida: ausencia de vulva.
- En las nulíparas, se observa que las cerdas se enjaulan para ser inseminadas inmediatamente tras producirse la detección de celo sin esperar a realizar una correcta adaptación. Además, no se registra el número de celos previos a la primera inseminación, por lo que no se sabe si la cerda se ha inseminado en el primer, segundo o tercer celo. En esta granja, no es posible modificar este manejo por ausencia de un número suficiente de jaulas, por lo que se recomienda ajustar el censo de la granja a las instalaciones para garantizar una buena adaptación de las primerizas.
Autores: I. Alonso, C. Moriana, M.V. Falceto y R. Pallás
Tomado de www.portalveterinaria.com
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