E n Comodoro Rivadavia, un grupo de productores del periurbano vive de la agricultura familiar. Optó por el asociativismo como forma de trabajo y gestión para la producción de alimentos frescos, de calidad e inocuidad. Promovieron la oferta y comercialización en mercados de proximidad.
El INTA local acompañó con la identificación de problemas y oportunidades, respetando la elección de vivir más allá del resultado comercial. La ciudad está ubicada en el centro del golfo San Jorge, sobre el mar argentino, en la región semiárida, con un clima templado frío y vientos fuertes. Esto limita la actividad agrícola. Se suma el problema de abastecimiento de agua, eventos de lluvias y lodo que destruyen los sistemas productivos.
El grupo convocó al INTA para encontrar soluciones. En la identificación de problemas se detectaron la escasez de agua, sistemas con inconvenientes de productividad, falta de sitios adecuados de faena y elaboración, la informalidad y discontinuidad en la comercialización.
Por ello, se presentó un Proyecto Especial ProHuerta para producción de granja para brindar asistencia técnica y financiera para las quince familias. En la producción avícola se entregaron ochenta ponedoras bebe negra INTA y 25 camperos para generar ingresos anteriores a la postura.
Con los cerdos se entregó una paridera completa para mejorar la cría, además de alimentos para los dos tipos de producción. El compromiso de los líderes de la organización se manifestó en las compras comunitarias y la promoción de ferias de alimentos en distintos sitios de la localidad. Se realizaron inscripciones en el Registro Nacional de Agricultura Familiar, Monotributo Social Agropecuario y Registro Nacional Sanitario de Productores Agropecuarios.
Lograron que la Provincia y el Municipio adhieran a la Ley de Agricultura Familiar, que se declaren de interés municipal las ferias y la Asociación de Productores del Periurbano de Comodoro Rivadavia. Además de la mejora en oferta de productos, se destaca que una productora se convirtió en proveedora de animales de reposición, debido a su capacidad para los primeros momentos de la cría.
Otros encararon la construcción de un sitio de faena habilitado. La mayoría realizó capacitaciones en manipulación de alimentos. La participación organizada y colectiva en gestión de ferias marcó la necesidad de compras comunitarias y de sitios de elaboración, fiscalizados para mejorar la sostenibilidad de los proyectos individuales.
La decisión de un modo de vida ligado a la tierra, producción amigable y responsable con el ambiente, la conciencia sobre el uso adecuado del agua y la lucha para impedir la urbanización del periurbano productivo, son resultados del Proyecto Especial ProHuerta.
El compromiso de los líderes de la organización se manifestó en las compras comunitarias y la promoción de ferias de alimentos en distintos sitios de la localidad.
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