Mientras que este replanteo de los esquemas productivos se está profundizando en un proceso lento, traccionado por las granjas y una cadena de valor que manifiesta un crecimiento sostenido, de modo simultáneo se continúan buscando alternativas de manejo para que productores de menor volumen productivo mejoren su negocio.
El engorde de cerdos en espacios con piso de paja conocidos en el ámbito de la producción como “cama profunda” es una tecnología que se aplica en diversas partes del mundo desde hace varios años. En la Cuenca del Salado bonaerense esta metodología ha sido adoptada lográndose buenos resultados, tanto desde el punto de vista zootécnico como económico.
Los sistemas que incorporan la “cama profunda” alcanzan la obtención de capones con una inversión más baja. La infraestructura demanda instalaciones de fácil armado que al mismo tiempo favorecen las condiciones de bienestar animal, destacaron desde INTA.
Según explican los técnicos del INTA Cuenca del Salado “estos sistemas productivos presentan ventajas desde el punto de vista de la sustentabilidad ambiental, ya que no hay producción de efluentes líquidos en comparación con los que utilizan Full Slats” donde los pisos son totalmente compuestos por piezas generalmente de hormigón con ranuras sostenidas por vigas.
Los sistemas de “cama profunda” alojan a los cerdos sobre una superficie acondicionada con material voluminoso, proveniente de rastrojos de trigo, cebada, o virutas y otros materiales de origen vegetal absorbentes y aislantes. La infraestructura se completa con la disposición de comederos tipo tolva para la provisión de alimento y bebederos para el agua.
Con el objetivo de generar datos en la región, desde la Estación Experimental del INTA Cuenca del Salado en conjunto con productores demostrativos, se realizaron trabajos bajo sistemas de “cama profunda” para obtención de capones. Los ensayos se hicieron engordando 12 capones en módulos de una superficie de 16 metros cuadrados. Los animales, provenientes de madres híbridas, se incorporaron al módulo luego de un destete de 30 días, con un peso promedio de 6,9kg.
Según los registros que observaron los técnicos del INTA durante el proceso, “el consumo total de alimento en cada etapa fue de 7 kilogramos de preiniciador, iniciador 17 kilogramos, recría 96 kilogramos y terminación 139 kilogramos, para alcanzar a los 163 días de vida una terminación promedio de 107 kilogramos”.
Los técnicos sostienen que el de “cama profunda” es un sistema muy interesante a considerar en los procesos de reconversión de granjas con sistemas de producción a campo o en granjas que están en etapas de crecimiento, dado que la inversión inicial es muy baja comparada con los sistemas convencionales.
Entre las ventajas se destaca que es posible utilizar galpones avícolas en desuso o viejos galpones de almacenamiento.