La quema de combustibles fósiles que se utilizan para generar energía, como el carbón y el petróleo, es uno de los principales causantes del calentamiento global y por consecuencia de la crisis climática.
Con el fin de encontrar soluciones que generen energías renovables, la Escuela Secundaria Agraria N° 1 de Glew, partido de Almirante Brown, incorporó un biodigestor, que permite transformar residuos orgánicos en energía eléctrica con la que iluminan el establecimiento.
En el país, se instalaron cinco plantas de biogás: en la Escuela de Educación Secundaria Agraria N° 1 de Quilmes; la Escuela Técnica N° 1 de San Fernando; el Centro Educativo para la Producción Total N° 4 de Mercedes; el Bachillerato Popular Carlos Fuentealba de Luján, y en la Escuela de Educación Secundaria Agraria N° 1 de Almirante Brown, donde ya está en funcionamiento.
Los biodigestores permiten darles tratamiento a los residuos orgánicos generados en distintos establecimientos educativos, y alimentar así, los sistemas de iluminación perimetral. Estos deben estar acompañados de un generador eléctrico para alimentar una potencia de 160 watts, junto con todos sus elementos y componentes satelitales, tales como tableros, protecciones y reflectores, entre otros.
El biodigestor de la Escuela Agraria de Brown se alimenta de los residuos orgánicos que tiene la escuela.
“Se llena con los desperdicios de los porcinos, y con alguna otra mezcla de orgánicos del corral. Todo esto se realiza a través de la fermentación anaeróbica, es decir sin aire, que permite generar gas, que a su vez alimenta a un grupo electrógeno especialmente preparado para generar energía eléctrica”, explicó Mariano Ragonese, titular de la Agencia de Política Ambiental y Desarrollo Sustentable local.
Y agregó: “Ante las variaciones del clima, se optó por complementar este equipo con paneles solares, que ya se encuentran en funcionamiento”.
El equipo va a tener datos reales de funcionamiento una vez completado un ciclo de carga de residuos y luego del tiempo de biodigestión. Tal como detallan en la Escuela, en condiciones normales ese óptimo se alcanza en unos 40 días y luego se deben realizar las evaluaciones, para saber qué otros aparatos se pueden conectar a esa fuente de energía renovable.
Esto varía el rendimiento de invierno a verano, tanto por la ubicación del sol, como por el tiempo en degradar los residuos con calor o en pleno invierno.
Al momento, esa energía sirve para alimentar dos viveros grandes con luces LED y así, dar cursos en la tarde y noche, incluso para el Instituto de Formación Docente, quienes realizan las prácticas en el lugar, haciendo tareas que tienen que ver con las plantas y el vivero.
“Con la puesta a punto del biodigestor, se cree que se va a poder iluminar también todo el perímetro de la escuela”, señaló Ragonese, quien explicó que el proceso consiste en traer con unos tachos desde la producción de los desechos orgánicos con los que se llena el biodigestor.
“Una vez que se llena hasta el nivel adecuado, se le hace una incorporación de agua y cinco veces cada día durante un mes, se debe revolver un aspa que permite el movimiento y la degradación de todos esos materiales orgánicos. Esto se convierte en gas, que se traslada a un generador y ese generador lo transforma en energía eléctrica”.
Por otra parte, la planta de biogás tiene una central moderna de comando, que también lo combina con lo que produce la pantalla solar.
Por otro lado, también se prevé la concreción de actividades de capacitación destinadas a docentes, no docentes y estudiantes de las escuelas, de tal forma que reciban el conocimiento necesario para su operación.
Es decir que, más allá de servir para producir energía eléctrica, la planta tiene una función didáctica y educativa, donde no sólo van a poder hacer cursos los estudiantes de la Escuela Agraria, sino que también tendrán visitas de otras entidades educativas del distrito.
“Esto demostrará que las energías renovables son el presente y por ende van a ser parte del futuro. Hay que acompañar el desarrollo con iniciativas de este tipo. Es interesante cómo se sacudió la comunidad educativa con la llegada del biodigestor, porque los estudiantes se están apropiando de tecnología y de lo que ella genera. Los cursos y los profesores son los que se van a encargar de tenerlo alimentado y de ir generando energía”, contaron desde la institución.
La iniciativa surge de la Secretaría de Control y Monitoreo Ambiental de la Nación, y fue gestionada por el Municipio. Parte del programa “Modelos de negocios sostenibles para la producción de biogás a partir de residuos sólidos orgánicos”, que se ejecuta con el apoyo del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD), por medio de una donación del Fondo para el Medio Ambiente Mundial (FMAM).
Camila Gil
Zonales / Clarin.com