Hace dos años, el abastecedor Sebastián Parra vendía en la carnicería de máximo consumo de su cadena 5.000 kilos de carne a la semana. Hoy esa misma carnicería vende entre 1.200 y 1.300 kilos. Los números grafican la situación que está viviendo el sector, en la este caso la realidad más extrema. En San Juan, la caída en promedio de la venta de carne en estos dos años ha sido del 50% según indicó el abastecedor.
La crisis económica obligó a los argentinos a disminuir la compra de carne y el clásico asado del domingo se terminó transformando en lujo que cada vez menos familias pueden darse. El precio de la carne subió más del 100%. Mientras que en el 2017 un kilo de asado se conseguía a $100, hoy en oferta vale $200.
El aumento de los precios produjo dos consecuencias: por un lado, la gente redujo cantidades. Si antes llevaba un kilo, ahora compra tres cuartos. En los casos donde la inflación golpeó más el bolsillo, las familias cambiaron cortes. Si antes compraban filet, ahora eligen bola de lomo.
Hasta no hace mucho tiempo, no era tan común la venta de huesos. Pero ahora, se volvió cada vez más frecuente este pedido en las carnicerías. El otro corte que creció en ventas es el osobuco. De igual modo, todo depende de las zonas. Este panorama se registra con mayor fuerza en Rawson y en Chimbas, según dijo Parra.
En cuanto al pollo y al cerdo, se vende en igual cantidad. A pesar de que los precios de ambos productos aumentaron más que la carne vacuna, aún siguen siendo más económicos que los cortes de vaca. El kilo de costillar de cerdo se consigue por $180 mientras que el costillar de vaca vale $240.
El kilo de la media res se vende a $155, en general un carnicero debe destinar $18.500 para comprar una. Hay que tener en cuenta que el 10% de la media res es hueso (que se comercializa entre $10 y $30 el kilo) y otro 10% es grasa.
De acuerdo a la estadísticas del Instituto de Promoción de la Carne Vacuna Argentina (IPCVA), en últimos diez años el consumo descendió en 18 kilos, tomando como base los 68,7 kilos que los argentinos y argentinas consumían en 2009. Pero ¿por qué? Esta cifra se explica en parte por el avance de las carnes aviar y porcina, potenciada en los últimos tres años por la pérdida del poder adquisitivo del salario.
Por Natalia Caballero
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