Desde principios de año, los precios del cerdo en China han caído drásticamente debido a una mejora significativa en la oferta y la disminución de la demanda. La fenomenal velocidad con que China ha encarado este proceso de reconstrucción de su stock porcino, tras la crisis de la Peste Porcina, terminó tendiendo su propia trampa.
La sobreoferta que se generó en el mercado local, sumado al incremento del costo de los principales insumos, hizo incurrir en muy fuertes pérdidas a toda la cadena productiva, desde criadores, engordadores, empresas de genética, de nutrición, etc. Los pequeños productores han tenido que reducir una vez más sus inventarios, generando un shock de oferta en el mercado doméstico que ha acelerado la caída de precio. En tanto que, las grandes compañías están recibiendo por parte del gobierno importantes subsidios para sostener la producción.
A inicios de octubre el precio promedio del cerdo en China alcazaba los 11,54 CNY/kg acumulando una pérdida en su valor del 68% desde el comienzo del año.
Sin embargo, en las últimas semanas se ha comenzado a registrar un importante quiebre en esta tendencia. Si bien la llegada del invierno incentiva la demanda y los precios locales tienen a afirmarse, China está registrando un fenómeno que excede el comportamiento puramente estacional. En el último mes y medio, el precio del cerdo en China recuperó cerca de un 50%, al pasar desde ese piso de 11.54 CNY/kg marcado a inicios de octubre a 17,10 CNY/kg a mediados de noviembre.
Este extraordinario incremento en tan poco tiempo, es un indicador contundente de la escasa oferta que está llegando al mercado producto de la liquidación de stock generada como consecuencia de las enormes pérdidas que han debido afrontar los productores en los últimos meses al vender los cerdos por debajo de los costos de producción.
El punto clave aquí es que esta escasez de oferta está llegando antes de lo previsto, impactando previo a uno de los momentos de mayor demanda de carne local como es el Año Nuevo Lunar, que este año tendrá lugar a fines de enero.
Sumado a esta situación, se está registrando el avance de nuevas variantes de la Peste Porcina que, a diferencia de la original plantea serios desafíos en cuanto a los controles. De acuerdo a las pruebas realizadas, se trata de una variante de bajo nivel de letalidad, pero elevada contagiosidad y difícilmente detectable tempranamente, condicionantes que ponen en duda la recuperación de la producción proyectada meses atrás.
Según las últimas proyecciones del Departamento de Agricultura de los Estados Unidos (USDA) publicadas a inicios del mes pasado, para 2021 se estimaba una recuperación del stock porcino en China del 30%, pasando de un piso de 310,4 millones de cabezas en 2020 a 406,5 millones en 2021. En tanto que para 2022, sólo proyectaban una caída de un 1,5% en el stock, atentos a este inicio de liquidación. En este contexto, es USDA proyectaba para el próximo año un incremento en la demanda de importación de carne de cerdo de 250 mil toneladas a 4,75 millones que, ante este nuevo escenario de precios, muy probamente terminen siendo superadas.
Recordemos que el mes pasado, en octubre, China redujo sus importaciones totales de carne a 664.000 toneladas, un volumen 12,8% inferior al importado un año atrás y el número más bajo desde febrero de 2020, de acuerdo a las cifras informadas por la Administración General de Aduanas. La razón de la caída se atribuye precisamente a la sobreoferta de carne de cerdo barata en el mercado doméstico y a la debilidad de la demanda.
Sin embargo, la carne vacuna -aun en pleno derrumbe del precio del cerdo- no ha parado de crecer tanto en volumen como en precio.
A partir del segundo semestre las importaciones de carne vacuna han comenzado a ganar terreno superando en los últimos dos meses en más de un 40% los volúmenes ingresados en igual período, un año atrás. En valores, pese a una muy ligera baja en octubre, el precio promedio de la tonelada importada por China se ubica entre USD 5.900 y USD 6.000, lo que representa unos USD 1.000 más (+20%) que lo pagado un año atrás.
Entre enero y octubre, los envíos de carne bovina al país asiático sumaron USD 10.091 millones, 19% por encima de igual período en 2020. En volumen representaron 1,95 millones de toneladas, un nuevo récord para los primeros diez meses del año que supera en un 15% los volúmenes importados un año atrás.
Para esta fecha, mediados de noviembre, los envíos de carne a China desde estas latitudes tienden a descender dado que, por los tiempos de navegación involucrados, la mercadería que hoy se embarca ya no llegaría a tiempo para abastecer el consumo durante el Año Nuevo, retomando recién el ritmo comercial a partir de febrero. Sin embargo, este escenario no deja de abrir cierta incógnita respecto de cómo pueden llegar a reaccionar los importadores, aun dentro de este receso de fin de año.
Tengamos en cuenta que Brasil, el principal proveedor de este mercado, con una participación de más del 40% sobre los suministros totales, aún no ha logrado destrabar las restricciones impuestas desde inicios de septiembre. Si bien la semana pasada se difundió cierta intención por parte del gobierno chino de reanudar los envíos hacia fines de enero, lo cierto es que hasta el momento no existe ningún compromiso en firme que refrende tal intención.
Por otra parte, Australia otro proveedor de peso para el mercado chino, continúa con una disputa diplomática que, tras la inhabilitación de varias plantas exportadoras, le costó este año el derrumbe de sus envíos a casi la mitad de lo registrado en 2020 y donde, al igual que Brasil, la tensión política aún se encuentra vigente.
En concreto, este cambio de escenario antes de lo previsto sitúa a China nuevamente en el foco de análisis en uno de los momentos de mayor presión de demanda. Ya casi sobre el cierre de la ventana comercial, las miradas están puestas en cómo China logrará estabilizar su situación interna y qué impactos generará en la configuración del escenario comercial de cara al 2022.