El primero está dado, fundamentalmente, por la situación macroeconómica que atraviesa Argentina, que luego de un par de décadas de crecimiento sostenido jaqueó a la producción durante 2018, sobre todo en el estrato pequeño y mediano, donde muchas empresas desaparecieron
En ese sentido, la devaluación que sufrió el país y la quita de retenciones, sumadas a la sequía que nos afectó el año pasado, tuvieron un efecto directo sobre el precio de los granos el maíz y la soja, que en la producción porcina representan el 70 % de los costos– y determinaron que su valor subiera muy por encima de lo que potencialmente era el precio de venta del capón.
Por otra parte, se suman aspectos como el cambio en la alícuota del IVA –que también impactó en los costos de la empresa porcina–, los aumentos tarifarios de insumos fundamentales en los criaderos –como la energía eléctrica, el combustible y el agua–, pero por sobre todo, las importaciones, que en 2018 aumentaron más del 15 % y llegaron a cerca de 40 mil toneladas.
Más allá de las amenazas, al momento de analizar los aspectos positivos, afortunadamente se equilibra, en parte, la balanza y permite ver un horizonte con algunas oportunidades: no obstante las limitaciones citadas, el sector siguió creciendo
La producción aumentó más de un 5 % y la faena aproximadamente un 10 %. Éstas fueron buenas noticias para la porcicultura nacional y, fundamentalmente, los dos buenos indicadores fueron el crecimiento que sigue teniendo el consumo interno, que está entre los 16 y 18 kg /habitante/año, con un aumento de más del 8 % a pesar de la situación
Y el punto de inflexión de las exportaciones, que el año pasado alcanzaron las 24 mil toneladas de carne, lo cual significan 8 mil cerdos por mes que se destinan al mercado externo, cuando no pasábamos de 5 o 6 mil toneladas
Actualmente exportamos producto de alto valor, como medias reses, a mercados de alto poder adquisitivo: el 70 % se envió a Rusia, Angola, Vietnam y ahora estamos de cara a la oportunidad de entrar en el mercado chino. A pesar de esto, la gran oportunidad se encuentra puertas adentro: el mercado interno está lejos del techo de demanda, ya que se estima que para 2025 en Argentina se consumirían alrededor de 25 kg/habitante/año frente a los 18 actuales, lo cual significaría una necesaria expansión de 150 mil madres para sumar a las 400 mil que existen hoy en el país
Esto abre un signo de interrogación a futuro. Creo que, considerando los indicadores buenos, es un futuro de crecimiento a pesar de la situación crítica y la inestabilidad económica y que el sector porcino argentino se va a seguir consolidando. Precisamente, en su calidad de única alternativa de encuentro de la cadena porcina, la muestra Fericerdo suele ser la que toma el pulso a la producción, en las malas y las buenas
En su edición 2019, los días 22 y 23 de agosto en el TA Marcos Juárez (Córdoba), será la oportunidad ideal para eso y la primera vez que reunirá, en uno de los auditorios, a delegados de las mesas de carne bovina, porcina y aviar para analizar la actualidad y perspectivas de sus mercados, en el marco de una oferta de capacitación de 26 charlas sumadas a la exposición estática
Grupo Porcinos del Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria
(Noticias Argentinas)