Las estrategias de manejo se pueden definir como “la capacidad del productor para ordenar y llevar a la práctica un conjunto de técnicas que demanda cada paso del proceso productivo, con criterio y habilidad para lograr el mejor grado de eficiencia productiva y económica del sistema”.
La implementación de buenas prácticas de manejo es una herramienta fundamental para mejorar la eficiencia de la actividad y de su organización. Esta visión integral del manejo de la granja deberá ajustarse y ser coherente con el sistema de producción utilizado, ya que es frecuente encontrar sistemas productivos al aire libre con productividades que rondan alrededor de los 800 kg a 1.200 kg de carne producido/madre/año cuando su potencialidad puede alcanzar los 1.600 kg o más, como se describe en la Tabla 1.
Algo similar pero menos frecuente sucede con los sistemas confinados, donde la alta inversión y la tecnología que los caracteriza, a veces, no es acompañada de un correcto manejo y por lo tanto los niveles productivos son mínimos, en función de los niveles de eficiencia posibles. Los valores mencionados en la Tabla 1 pueden constituirse en un primer escenario de eficiencia productiva para el pequeño productor, dado que en la actualidad sus índices de productividad están muy por debajo de estos índices. No obstante, debe considerarse que tanto el sistema a campo como en confinamiento, tienen un potencial mayor al reflejado en la Tabla 1, y que puede ser revisado en experiencias internacionales y en algunas granjas de máxima eficiencia en Argentina.
Manejo reproductivo
El servicio debe ser considerado como una “siembra” que, de realizarse en forma correcta, permitirá una excelente cosecha de lechones nacidos vivos. En los estratos de pequeños y medianos productores, es la etapa donde se encuentra la mayor cantidad de factores a ajustar o corregir para hacer que esta siembra termine en una buena cosecha.
Es por tal motivo que en los siguientes ítems se desarrollarán todos los temas que conllevan al éxito o fracaso del servicio, entendiendo como éxito llegar al 80% de taza de parto sobre las hembras servidas en los sistemas al aire libre y al 90% bajo sistemas confinados.
Manejo del padrillo
En el caso de los machos, se deben tener en cuenta el período necesario de adaptación y aclimatación al nuevo establecimiento, el cual no debe ser inferior a dos meses. Se recomienda el ingreso a los 6 meses de edad y el comienzo de servicio a los 8 meses.
Otro aspecto importante es la frecuencia de uso. Una de las prácticas más adecuadas para el manejo natural es comenzar su actividad sexual a los 8 meses (150 kg) con 4 saltos por semana; a los 12 meses de edad aumentar la frecuencia a 8 saltos por semana y a los 15 meses trabajarlo a plenitud: 2 saltos por día durante dos días y descansar 1 día, o dos saltos por día durante tres días y descansar dos.
El trabajo a plenitud del animal debe realizarse intercalando períodos de descanso que permitan la recomposición espermática del semen (Tabla 2).
Es importante que los primeros saltos del animal sean controlados por el operario y se realicen con hembras en óptimo estado de celo y de un tamaño similar al padrillo. Nunca debe golpearse a un padrillo inexperto; la herramienta de manejo en esta etapa de educación debe ser la paciencia.
También debemos tener en cuenta en el manejo del padrillo su alimentación.
Esta deberá ser diferencial, dependiendo de si está en etapa de servicio o descanso. Se considerará un consumo promedio diario de 3,0 a 3,5 kg de alimento balanceado por padrillo y por día (el requerimiento diario ronda los 2.200 Kcal EN) un 15 a 16% de proteína bruta (PB) y minerales como zinc para incrementar la producción espermática, calcio y fósforo que interviene en el mantenimiento óseo, muscular y evita problemas de aplomos.
Se recomienda administrar el alimento luego de finalizar el trabajo para no sobrecargarlos al momento de trabajar. Es muy importante el análisis de la condición corporal individual para ajustar el consumo del animal evaluada en una escala de 1 a 5 (Foto 6.4) siendo la CC 3 la condición1.
En el caso de implementar inseminación artificial, el entrenamiento se realizará en la sala de extracción con un maniquí. El operario debe estimular al macho y luego dejarlo quieto, realizando este entrenamiento no más de 15 minutos a fin de evitar la pérdida de interés del animal.
Los resultados se obtienen si se repite esta operación tanto a la mañana como a la tarde. La altura del maniquí debe dar a la altura de los ojos del padrillo. Una vez que salte el maniquí, se debe intentar la exteriorización del pene. En todo momento se lo debe tratar con calma y paciencia, haciendo de esta tarea una actividad placentera para el macho. También para lograr un mayor estímulo se puede rociar el maniquí con semen de otro macho u orina de cerda en celo.
En este caso la recomendación para la utilización del padrillo a partir de los 8 meses, es una extracción semanal.