Desde la Asociación Argentina de Productores Porcinos confirmaron a Ecos365 que las operaciones “son muy agresivas”. Un dato: el 30% de la bondiola que se comercializa en nuestro país es importada
El sector porcino ha tenido un buen año en 2021, con rentabilidad y crecimiento en cuanto al consumo, entre otras cosas a partir de la distorsión de precios que registró la carne vacuna argentina. Por lo general, los sustitutos (cerdo y pollo) cobran protagonismo cuando el bolsillo se pone “más flaco”. Sin embargo, el arranque de 2022 no fue el esperado teniendo en cuenta que el período estival por lo general provoca una caída en las ventas.
Pero esta situación pone sobre la mesa una preocupación más grande para la producción primaria y está relacionada de manera directa con las importaciones desde Brasil.
Para conocer el impacto en el sector primario, Ecos365 consultó al presidente de la Asociación Argentina de Productores Porcinos (AAPP), Adolfo Franke.
Con criadero en el sur de la provincia de Santa Fe, brindó precisiones respecto a la problemática: “en el segundo semestre ya se registró un elevado ingreso de importaciones de cortes, mayoritariamente desde Brasil, que el mercado absorbió. Y al comenzar este año quedó más de manifiesto porque la colocación de capones fue más tranquila entre las vacaciones, la ola de calor y la pandemia”.
De alguna manera, explicó, todos estos factores del inicio del año evidenciaron el tema de las importaciones, “que están siendo muy agresivas”. El dirigente reveló que “el 30% de la bondiola que se comercializa en el país es importada”. Y en ese sentido, señaló que Brasil tiene un rol protagónico: “presenta excedentes de carne porque se frenaron las exportaciones a China y entonces puede colocar cortes a precios muy competitivos en nuestro país”.
Según comentó, se puede conseguir bondiola importada a $300 el kilo, mientras que la nacional tiene un costo de $500. “Cualquier comercializador con un teléfono y alquilando una cámara de frío, coloca el producto a valores mucho más competitivos; esta situación perjudica al productor que tiene dificultades para colocar su capón y, al mismo tiempo, debe afrontar un negocio que requiere de inversiones y capital de trabajo”.
Cabe destacar que históricamente la industria siempre ha importado productos pero para agregar valor y elaborar, por ejemplo, fiambres. Pero en este caso, el negocio de la bondiola es “simple, rápido y de ocasión, por decirlo de alguna manera”.
“Horizonte poco claro”
Franke reconoció a este medio que los costos de producción “en dólar oficial están más elevados que a nivel internacional”. Y, si bien el negocio todavía es rentable, se empieza a advertir un “horizonte poco claro”.
“Nosotros lo que necesitamos es que no haya importaciones automáticas, que se pongan en línea con las otras importaciones para proteger de alguna forma a la producción nacional”, afirmó.
Por otra parte, señaló que una de las inversiones que buscan los productores contempla la adquisición de paneles evaporativos, pero “se nos complica teniendo en cuenta los pasos que deben cumplimentarse, el cepo y la escasez de dólares para el país”. Eso sí, aclaró, “para importar carne de cerdo el trámite es automático”.
El sector porcino en Argentina ha experimentado un fuerte crecimiento en cuanto a la demanda interna. Según datos oficiales, hubo un aumento de 12,82 kilos a 15,73 kilos per cápita por año. Desde la cartera de Agricultura y Ganadería de la Nación, indicaron remarcaron que por cada chanca, el promedio de producción es de 3.200 kilos anuales de carne y que la conversión alimenticia en los porcinos es de unos 2,8 kilos de alimento por kilo de peso.
“Estamos creciendo prácticamente un kilo per cápita por año y dado el nivel de inversión que contempla nuestra actividad, también es necesario contar con financiamiento adecuado”, confesó el presidente de la AAPP. No obstante, puntualizó: “si bien hay herramientas financieras, resulta imprescindible poner el foco en el temas de las importaciones”.
Fuente: Ecos365
Precios
