Según Justin Sherrard, estratega global de proteínas animales de Rabobank, “la PPA sigue siendo un importante motor de cambio. En Asia y Europa, la enfermedad sigue afectando a la ganadería porcina y a la demanda de otras especies de proteínas animales como sustitutos de la carne de cerdo”.
El analista también señala que dependerá de la recuperación de China que se fuercen otro tipo de tratados internacionales especiales, para que los orientales se puedan proveer de carne, dado que en la actualidad los casos de PPA detectados en Alemania y Polonia están “trabando” la comercialización de toda la Unión Europea.
“Todos los ojos están puestos en China, el mayor mercado de exportación de Alemania fuera de la UE. Si China acepta la regionalización, el comercio de las regiones no afectadas en Alemania puede continuar. Hasta que se acepte la regionalización o se encuentren alternativas comerciales, la oferta alemana presionará los precios europeos de la carne de cerdo ”, dice Sherrard.
Hacia fines de junio una noticia puso en alerta a los frigoríficos de todo el mundo, porque China comenzaría a realizar hisopados a la carne vacuna que ingrese a su país en busca de “restos de COVID-19”.
Rápidamente la noticia fue descartada por algunos sectores como una especie de medida paraarancelaria, estimando que además iba a ser prácticamente imposible de aplicar.
Sin embargo, China se tomó muy en serio la propia decisión y hace días nada más un frigorífico argentino que exportó carne con Covid-19 quedó suspendido por un mes.
El especialista destaca también que una de las claves del comercio mundial en la post pandemia (pensando en el 2021) será la “agilidad para aumentar la capacidad de respuesta a corto plazo y restaurar la confianza, no solo con los clientes y consumidores, sino también con los trabajadores, reguladores y proveedores”.