Para optimizar la cría porcina y hacerla más sustentable y eficiente, especialistas del INTA recomiendan la cama profunda. Esta tecnología, basada en el ordenamiento del sistema más que en la necesidad de realizar grandes inversiones, permite expandir la actividad hacia zonas no tradicionales, se adapta a la pequeña y mediana escala y mejora la productividad de las unidades en más de un 40 %, respecto del confinamiento a campo.
“Puede utilizarse en establecimientos con hasta 150 madres y aplicarse desde el momento de destete hasta la venta”, indicó Raúl Franco, del INTA Marcos Juárez –Córdoba–, y destacó el potencial de la técnica para mejorar los porcentajes de preñez en el período estival. Sumado a otras innovaciones para el sector porcino, esta tecnología será presentada en Fericerdo hoy y mañana en Marcos Juárez.
En este tipo de sistemas, el suelo de las instalaciones se recubre con una capa de entre 50 y 60 cm de profundidad que puede estar constituida por heno, cascarilla de arroz, hojas de maíz, bagazo de caña de azúcar, paja de trigo o de soja o una mezcla de estos materiales. “Esta diversidad facilita la adaptación de la técnica a las diferentes regiones del país”, dijo Franco.
En ensayos realizados en el predio demostrativo del INTA Marcos Juárez, se observó que los sistemas con cama profunda producen anualmente hasta 19 capones por madre, lo que implica un rendimiento que supera en más de un 40 % el obtenido en los esquemas a campo. En cuanto a la eficiencia de conversión global, se estima una relación de 3,5 de alimento por cada kilo de carne.
En esa línea, Franco calculó que los sistemas al aire libre registran un potencial que ronda los dos partos por cerda por año y una productividad anual de entre 13 y 16 capones por madre, con una conversión global que se ubica entre 3,4 y 3,8 kilos de alimento por cada kilo de carne.
Por su parte, Darío Panichelli, investigador de la misma unidad del instituto, remarcó lo estratégico de la cama profunda, ya que disminuye la superficie ganadera y aumenta la posibilidad de alcanzar buenos índices de eficiencia. “Esto la constituye en una alternativa que reemplaza el confinamiento tradicional, sistema que exige una alta inversión inicial y resulta inalcanzable para los pequeños y medianos productores”, apuntó.
Asimismo, el especialista señaló el potencial sustentable de esta tecnología. “Se trata de una técnica que aprovecha instalaciones nuevas o en desuso y materiales disponibles a escala local, así como desechos que surgen de otras actividades”, explicó Panichelli. Además, agregó que las deyecciones de los animales se transforman en el lugar hasta lograr un compostaje que puede utilizarse como fertilizante orgánico en la agricultura.
El técnico destacó la ventaja de utilizar la cama profunda en sistemas que incorporen los túneles de viento, una tecnología económica construida con postes y restos de silobolsa. “Esto optimiza la producción porcina, reduce los riesgos de contaminación y brinda la oportunidad de hacer un uso alternativo de la tierra”, resaltó Panichelli.