“Cada animalito pastoreando ya es algo ecológico de por sí”, afirma Víctor, quien se define como un migrante económico que, tras recorrer distintos oficios, se formó como especialista en control biológico y se desempeñó como técnico en el Ministerio de Agricultura de la Nación Argentina. Quería ser productor así que inició La Dignidad Rural con compañeros que compartían la misma visión: formar, producir y comercializar desde una lógica comunitaria y sustentable.

Pileta impulsa una experiencia concreta de producción porcina bajo pastoreo rotativo, sin encierro, sin antibióticos y con un fuerte compromiso ambiental. “Yo no sé lo que es mosca, ni olor. Lo que hago es sembrar. La agroecología tiene que ver con el bienestar animal. No va más el encierro ni con cerdos, ni con vacas, ni con gallinas. El cerdo es pastoreando”. Actualmente trabaja con un plantel de 12 madres porcinas.
En su biofábrica, diseña y produce insumos orgánicos que reemplazan a los químicos convencionales. La instalación tiene una capacidad de producción de 15 mil litros cada 40 días, lo que permite abastecer unas mil hectáreas bajo manejo porcino. Allí se elaboran fertilizantes como el Bocashi, a partir del aprovechamiento de residuos sólidos de los animales. “Los residuos para mí son una bendición”, asegura. De esta manera, se cierra el ciclo productivo y se devuelve fertilidad al suelo.

La experiencia productiva también es pedagógica. En La Foresta, una escuela agroecológica ubicada en La Matanza, se trabajó durante años con jóvenes en situación de vulnerabilidad quienes asistían a través de planes del gobierno, enseñándoles a sembrar, elaborar insumos y armar paquetes productivos. Sin embargo, los cambios políticos recientes han golpeado duramente estos espacios. “Con este nuevo presidente se fue desmoronando. Los planes no alcanzan, y la comunidad local sigue alejada del campo. Está muy mal pago históricamente”.
Para Pileta, el sistema agroalimentario convencional está en decadencia: “Este sistema del Mercado Central es una timba. No hay producción, no cierra y el panorama no es alentador. Las comunidades locales, quizás ahora con la crisis se vuelquen al campo, pero tienen que adiestrarse. Hay una serie de factores que complican cada vez más la situación”.
La producción porcina bajo criterios agroecológicos, como la que propone Pileta, no solo mejora la calidad del producto “La carne es un producto Premium”, dice, sino que además permite repensar el rol de los animales, el uso del suelo y la soberanía alimentaria.

Desde el CIAP, destacamos esta experiencia como un faro para pequeños y medianos productores que buscan alternativas en un contexto adverso. Un modelo basado en el saber popular, el respeto por el ambiente y la producción de alimentos sanos, en contraposición con un sistema agroindustrial que cada día deja más productores afuera.
Fuente: Info CIAP