El estrés por calor emerge como un factor crítico en la producción porcina, con repercusiones directas en la
productividad y calidad de la leche de las cerdas. Este fenómeno, desencadenado por condiciones ambientales adversas, desata una serie de respuestas fisiológicas y de comportamiento que afectan el desempeño lácteo de estos animales.
Fisiología del estrés por calor y su impacto en la producción láctea
Cuando las temperaturas en los galpones superan los 23ºC, se desata un conjunto de respuestas en las cerdas que afecta su bienestar y, por ende, su capacidad de producción de leche. Un aumento en la frecuencia cardíaca y respiratoria se convierte en uno de los primeros indicadores de estrés térmico. Este aumento en la actividad cardiovascular, combinado con cambios en el comportamiento, conduce a una reducción en la ingesta de alimentos.
Este descenso en la ingesta tiene un impacto directo en la producción láctea tanto en la cantidad como en la calidad, ya que la disponibilidad de nutrientes es crucial para la síntesis de leche. Además, la respuesta fisiológica al estrés por calor provoca una redistribución de la circulación sanguínea, afectando negativamente el suministro de nutrientes para los fines productivos deseados.
Abordando el desafío
Medidas técnicas para mitigar el estrés por calor: La clave para contrarrestar estos efectos negativos reside en la implementación de medidas técnicas que mejoren el ambiente de los galpones y optimicen la salud de las marranas. La ventilación adecuada, el control preciso de la temperatura del agua, suministro de alimento en horas más frescas (noche y madrugada) se posicionan como elementos cruciales. La calidad del alimento se convierte en un factor determinante, destacando la necesidad de alimentos fácilmente digeribles y con bajos contenidos de fibra.
Prácticas recomendadas incluyen la instalación de sistemas de viento forzado, que ayudan a mantener temperaturas dentro de rangos óptimos. Además, la implementación de programas de alimentación específicos para gestación pre parto y lactancia se presenta como una estrategia efectiva para asegurar la salud y rendimiento óptimo de estos animales en etapas cruciales de su ciclo reproductivo.
Conclusiones
En conclusión, el estrés por calor impacta significativamente la producción láctea en marranas, generando cambios fisiológicos y de comportamiento que afectan directamente la calidad y cantidad de leche producida. La implementación de medidas técnicas, junto con la asesoría especializada, se presenta como un enfoque integral para mitigar estos efectos adversos y garantizar el éxito a largo plazo en la industria porcina. Con una combinación de prácticas recomendadas, tecnologías innovadoras y un compromiso sólido, es posible optimizar la producción láctea incluso en condiciones desafiantes de estrés por calor.
Por Ing. Zoo Stefan Cárdenas
Gerente General de Nutri Quality
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