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Claves para mantener en equilibrio la salud intestinal del cerdo

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La salud intestinal es un concepto con diferentes componentes que interactúan de forma continua, bajo un régimen de constante cambio.


Por un lado, está el Microbioma Intestinal (GUT Microbioma) y, por otro, el intestino con sus estructuras anatómicas y células propias, y tercero el componente nutricional. Este patrón dinámico tiene efectos diversos para el cerdo. La pérdida del equilibrio entre ellos se traduce en situaciones que van desde pobres desempeños productivos, hasta casos más complejos, en los que se logra visualizar como enfermedad clínica directamente asociada al complejo de diarreas porcinas, con pérdidas mucho más sensibles. Son las que generalmente se atribuyen a otros sistemas del organismo, como pueden ser la piel o el sistema respiratorio.

El propósito de este artículo es echar luz sobre los aspectos claves para conocer cómo y dónde actuar como profesionales, en favor de mantener en equilibrio la salud intestinal, logrando la máxima expresión del potencial productivo de los animales dentro de la granja. ¿La clave? Posicionar al intestino como órgano clave en la función de defensa y secretoria que son, en general, las menos valoradas.

 

Importancia de las células del intestino
Las células principales de este órgano son las epiteliales (enterocitos) y debido a ello es que se sostiene que su función primordial es la absorción de nutrientes.

Este concepto está cambiando de un tiempo a esta parte y se puede afirmar hoy, que el intestino es el mayor órgano de defensa de los cerdos, porque a su función de barrera se le suman diferentes procesos que ocurren por la interacción con el (GUT) microbioma intestinal.
Los enterocitos tapizan la luz intestinal a lo largo de toda su longitud.

Por su forma y disposición anatómica, si pudiéramos extenderlas, ocuparían una superficie equivalente a 300m² (Soraci et al. 2010) yendo desde las criptas, hasta el ápice de la vellosidad. La forma replegada aumenta, en muy poco espacio, la superficie para optimizar el contacto y la interacción entre: nutrientes, microbioma e intestino.

Cuando el proceso madurativo concluye, los enterocitos llegan a la luz, presentando en su extremo luminal microvellosidades: el glucocálíx (exudado compuesto por proteínas y carbohidratos).
Posiblemente su función más interesante sea el anclaje de microorganismos a través de receptores presentes en él.
Un rol importante lo tienen las células de Paneth que son las encargadas de fagocitar agentes extraños y secretar citoquinas (sustancias de la inflamación).

Las células caliciformes son las responsables de producir mucus, que es el medio propicio para el desarrollo de los procesos biológicos entre el individuo y el microbioma.
Otras células de vital importancia son las M (membranosas) que cumplen función de Carrier o transportadoras, trabajando en conjunto con el GALT (tejido linfoide asociado al intestino), llevando antígenos para ser procesados por las células del sistema inmune.

El GALT representa el 25% del tejido linfático, se ubican principalmente en las placas de Peyer. En los ganglios linfáticos se alojan: Linfocitos B, Linfocitos T, células plasmáticas productoras de Inmunoglobulina A (la actriz principal de esta película), Ig G e IgM; células presentadoras de antígenos o dendríticas. Por último, tenemos a las células enterocromafines (por su cualidad de tinción en preparados histológicos), que participan en procesos endócrinos fundamentales como el peristaltismo.

Ahora bien, para introducirnos en el GUT microbioma, debemos comprender la importancia de los procesos madurativos de las células intestinales, la colonización de microorganismos y la alimentación de los cerdos.

En un animal de más de tres semanas los enterocitos demoran aproximadamente 3 días en madurar y migrar desde la cripta hacia el ápice de la vellosidad. Pero en un lechón lactante, este proceso es más lento y puede tardar hasta 10 días.
Además de la edad del animal, los otros dos factores que componen la salud intestinal juegan un rol clave, ya que esta madurez celular, con funciones plenas dependerá directamente de la colonización y composición del microbioma y a su vez del tipo y cantidad de alimento que ingiera el pequeño cerdo.

¿Por qué nos enfocamos en esta etapa temprana del animal? Porque en muy pocos días, el lechón pasará de alimentarse exclusivamente de la madre, en un ambiente “controlado”, a un alimento con características totalmente diferentes y en un ambiente extraño, sometiendo al individuo a un fuerte estrés, lo que atacará directamente el equilibrio intestinal, exigiendo al animal variar y modular su microambiente intestinal para poder crecer.

¿Qué es el microbioma intestinal (GUT)?

Es un conjunto de microorganismos principalmente compuesto por bacterias (98%), dentro de los cuales predominan los Phylum: Firmicutes y Bacteroidetes (Qin et al., 2010), y los géneros: Clostridium, Escherichia, Prevotella, Ruminococcus, Fusobacterium, Campylobacter, Eubacterium, y Lactobacillus. Es importante resaltar que esta enorme cantidad de agentes no son estables y van variando a lo largo de la vida del cerdo y a su vez dentro de los diferentes sectores del intestino.

El contacto con microorganismos intestinales comienza en el nacimiento.
Durante el pasaje por el canal de parto el lechón va incorporándolos, luego continua en el periparto mediante el contacto con el ambiente, sea confinado o a campo, en su interacción con la madre al momento de la lactación y con sus hermanos por su conducta etológica.

Es sabido que, en la primera parte del estómago y yeyuno, predomina el género Lactobacillus, debido a sus condiciones de pH y a los primeros alimentos (calostro y leche). Mientras más progresamos tanto en la vida del cerdo, como en el tracto predominan microorganismos anaerobios. Se cree que los movimientos peristálticos que ocurren con mayor frecuencia en el íleon, impiden la adherencia fuerte y prolongada de ciertas comunidades, mientras que en el último tramo intestinal predominan procesos fermentativos, los cuales son llevados a cabo por bacterias afines.

En un estudio reciente realizado en cerdos de engorde, se observaron que 12 de las 13 especies que tenían mayores abundancias en el yeyuno y el íleon pertenecen a Clostridium, mientras que las bacterias halladas en el ciego se han asociado con la fermentación de la fibra y la producción de butirato, como Ruminococcus spp., Faecalibacterium prausnitzii y Butyrivibrio fibrisolvens (Hiu Yang et al. 2016).

Diferentes estudios muestran la relación entre los distintos grupos de bacterias, el desempeño del animal y la cantidad de IgA. Por ejemplo, en un artículo publicado por el INRA en Francia (equivalente al INTA de Argentina) quedó demostrado que el cluster de Ruminococcaceae (familia Clostridios) mejoraba el desempeño de los lechones post destete; en oposición a esto el cluster Prevotella generaba perjuicios, asociado a un aumento de la IgA.

Otro estudio reciente reveló las diferentes distribuciones y composiciones a lo largo de los tres sectores más importantes del intestino: Ileon, ciego y colon. Esto es fundamental para entender la complejidad que presenta el manejo de la salud intestinal y su impacto directo en el desempeño de los animales, productivamente hablando.

Esto se basa en que el microbioma, tiene funciones en la modulación de la respuesta inmune, ya que regulan la expresión de ciertos receptores que favorecen la permeabilidad intestinal, secreción de citoquinas y hasta la resistencia a la insulina.

Factores de riesgo que regulan la salud intestinal
El principal factor es el estrés del animal. Siempre que un ser vivo esté sometido a estrés, aumentarán los problemas productivos. Pero yendo estrictamente a la regulación del microbioma (quién define la ganancia o la pérdida productiva) deberíamos centrarnos en los siguientes puntos: 1) Manejo del ambiente;

2) Calidad de materias primas;

3) Calidad y cantidad de agua;

4) Manejo cuali y cuantitativo de la nutrición;

5) Enfermedades previas: virales o bacterianas no relacionadas estrictamente al intestino. Ya que todas las mucosas se interrelacionan, esto genera una reacción casi instantánea; y

6) Uso indebido de Antibióticos.

Es clave favorecer la diversidad, la estabilidad y el desarrollo de la microbiota intestinal, junto con la integridad del intestino, estos harán que el animal pueda crecer sano, mejorando los procesos de resistencia antimicrobiana, que tanto afectan las granjas.
A su vez, contemplar el desempeño productivo, medido en Ganancia Diaria de Peso y Conversión Alimenticia.

El costo metabólico de procesos biológicos para deposición de tejidos es mucho más “barato” en términos de energía que para procesos inmunitarios.
Unas de las conclusiones es volver a las bases, enfocarse en las buenas prácticas de manejo.

Pero claramente de ahora en más tomar decisiones pensando en el interior de los animales, ya que su exterior es el reflejo de esta interacción Microbioma – Cerdo.
Cómo dice una frase de Hipócrates. “El médico trata, pero la naturaleza sana.”

Eugenio Valette
Médico Veterinario
Motivar
 

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Actualizado a: 14/11/2024

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