La urgente necesidad de cubrir agujeros fiscales obligó a la administración del presidente Alberto a Fernández a idear un mecanismo para que el sector agropecuario liquidara los granos, y, de esa manera, conseguir los tan esquivos dólares que faltan en la caja del Estado. Sólo por eso –no hay otra razón–, el Gobierno instrumentó el “dólar soja”.
Su implementación, sin embargo, favorece a muy pocos, y, más allá, de que el Gobierno pueda estar satisfecho porque los dólares sojeros están apareciendo, la medida ocasiona perjuicios a no pocos sectores productivos.
La Cámara Argentina de Pequeños y Medianos Productores Porcinos
(Capemppor), por ejemplo, elevó su voz y le expresó Juan José Bahillo, el secretario de Agricultura de la Nación, algunas de las dificultades que les genera a los porcicultures el dólar soja.
En una carta, la Capemppor le advirtió a Bahillo que la instrumentación del Programa de Incremento Exportador, denominado “dólar soja”, comenzó a generar “importantes distorsiones en las cadenas comerciales de las carnes y lácteos” fundamentalmente.
La producción porcina, le recuerda la Cámara al funcionario, “viene golpeada desde julio de 2020 y cuando en los últimos 60 días se había recompuesto la ecuación económica de la actividad, nos vemos nuevamente empujados a rentabilidades negativas por haber instrumentado un programa, sin verificar con anterioridad, los resultados perjudiciales que generaría en las distintas cadenas de valor de la producción nacional”.
Ante esta situación, los pequeños y medianos productores de cerdos le pidieron una audiencia a Bahillo para analizar el tema, y que arbitre “las medidas necesarias y suficientes para corregir estas asimetrías que atentan contra la producción nacional” y posibiliten “resolver la dañina situación en las que se nos ubicó” con el dólar soja.
En la misiva, la Capemppor, además, considera que “las medidas tendientes a resolver los desajustes en materia de stock de divisas deberían realizarse a favor de la industrialización de las materias primas en el país fomentando las exportaciones de carnes y productos elaborados y no de la exportación lisa y llana de granos”.
Si esta situación no se resuelve en forma inmediata, alertaron, generará un incremento de precios de todas las carnes que derivará en un perjuicio a la población en general y luego en una caída importante de las explotaciones productoras.
Fuente: Código Campo