La medida está en sintonía y correspondencia con aquella fijada para otros animales de distintas especies ganaderas de nuestro país.
En referencia al proyecto, Carrizo sostuvo que “resulta insostenible la arbitraria discriminación que se efectúa por sobre el tratamiento fiscal e impositivo de esta especie en relación a otras beneficiadas por una alícuota diferencial desde hace ya varios años. Consientes que el sistema tributario nacional constituye la principal fuente de financiamiento para el estado, particularmente el impuesto al valor agregado (IVA), no son extrañas las dificultades y la reticencia existente para modificar la actual estructura contributiva”.
“La industria porcina históricamente ocupó un lugar minoritario y de bajo desarrollo, dado principalmente por la baja aceptación por parte de los consumidores, con una participación de entre el 6% y 9% del consumo total de carnes por habitante y todas estas intervenciones en el mercado de la carne bovina han afectado negativamente no sólo los incentivos a producir este tipo de carne sino también el de todas las carnes que podrían considerarse como sustitutivas”, amplió.
Finalmente, Soledad Carrizo (foto) sostuvo que la ausencia de políticas dirigidas al sector porcino, ha provocado históricamente un desenvolvimiento secundario y menor de sus productos y una distorsión en el precio de su comercialización, impidiendo su posicionamiento como sustituto en la canasta de consumo familiar. “Es por ello que imperativo el diseño de políticas concretas que acompañen este proceso de cambio y colaboren con el impulso que el mercado ganadero porcino está teniendo en la Argentina”, finalizó.