Corrientes, Santa Fe, Córdoba y Entre Ríos son las principales provincias que están en carpeta cuando funcionarios y ruralistas se vean las caras en los próximos días. Y si bien ya está declarada la emergencia agropecuaria para los zonas mencionadas desde febrero pasado, la idea de la Mesa “es recuperar el valor de la producción perdida”, señaló a los medios el presidente de Confederaciones Rurales Argentinas (CRA), Dardo Chiesa.
Fuentes del Ministerio destacaron que a la fecha ya se desembolsaron a la fecha más de $100 millones sobre un total de $500 millones que marca la ley 26.509, que también incluye la prórroga de impuestos tanto nacionales como provinciales, así como la postergación en el pago de créditos, pero para Chiesa “es necesario saber qué se hará con aquel que perdió la soja o cómo paliar al que tendrá baja calidad y recibirá un menor precio”.
En la misma línea, desde la Federación Agraria Argentina (FAA), su secretario gremial, Orlando Marino, adelantó que “es necesario solicitar a las autoridades que se prorroguen los vencimientos de deudas este ano y conformar una mesa entre todos los actores de la cadena de pago para evitar la caída de pequeños y medianos productores que están viviendo una situación muy crítica”.
En el caso de la oleaginosa, desde la Asociación de la Cadena de Soja Argentina (Acsoja), su presidente, Rodolfo Rossi, confirmó a este medio que parcialmente “hay un millón de hectáreas afectadas, aunque creemos que hay lotes buenos que pueden estar sin problemas de rendimiento”. Frente a lo dicho por el ejecutivo, se puede estimar que no se cosecharían 2,5 millones de toneladas valuadas en 800 millones de dólares. “Pero lo positivo es que el Norte viene muy bien frente a otros años donde la producción era afectada por la sequía”, aclaró Rossi. Provincias como Salta, Chaco o Santiago del Estero aportan alrededor de 6 millones de toneladas de la cosecha global, hoy estimada en 60 millones de toneladas.
La ganadería porcina es otra de las actividades que sufre las consecuencias del agua, donde ya se está viendo mortandad. La misma situación se observa en los tambos con establecimientos cerrados. La imposibilidad de sacar los animales se ve claramente en el Mercado de Liniers, donde la menor oferta genera un aumento en el kilo vivo llegando a máximos de 33 pesos. Por lo pronto, el mal clima continuará por dos semanas más, después de eso habrá que esperar a que los caminos estén aptos para volver a entrar y saber las consecuencias de las lluvias.