“Tuvimos un momento difícil cuando los precios de las materias primas, del maíz sobre todo, aumentaron por la quita de retenciones”, dice Aguilar Benítez para iniciar con su análisis. “Eso nos cambió el escenario, los costos empezaron a subir y ello sumado a la baja estacional normal de la actividad en donde cae un poco el consumo, sobre todo de la industria del chacinado, empezamos a tener problemas de rentabilidad sobre todo para el productor mediano y chico”. En referencia a los años anteriores a la actual crisis, Aguilar Benítez plantea que los productores porcinos “Estábamos viviendo un momento que es muy difícil que vuelva a suceder. Nos estaban subsidiando fuertemente los granos con las retenciones. Era un subsidio muy fuerte a toda la producción de proteína animal, y los cerdos no eran la excepción”, dice Aguilar, dejando claro que no era de esperar que la época de oro durara para siempre.
“Allí radica la importancia de avanzar cuando el negocio es bueno, poder invertir en la aplicación de tecnología, en equipamiento, en escala, para de alguna manera mantenerse y superar los momentos difíciles”, dice el presidente de Cappcor. “Yo soy optimista –dice- aunque creo que no vamos a dejar de tener momentos difíciles, porque es un negocio que tiene vaivenes y siempre va a tener ciclos”, y agrega: “Pero esos ciclos pueden venir por diferentes variables, como que de repente ingrese más carne de Brasil, o suban más los precios de las materias primas, son cosas que no manejamos”.
Ver el medio vaso lleno
“El costo de alimentación es el 70% de los costos de producción. Eso puede verse como un problema o como una oportunidad”, plantea el productor, y aclara: “Yo creo que es una oportunidad, porque en un país en el que somos buenos produciendo cereales, es probable que sigamos teniendo costos más bajos [que el resto del mundo]. Tenemos también un costo sanitario muy bajo, dado por el excelente status sanitario que tiene el país, tenemos maíz, soja, suelo, ambiente. Para adelante, cuando uno mira al mediano y largo plazo es un sector que está condenado al éxito, como dijo algún político por ahí”, remata.
“No debemos mirar solamente la foto actual”, dice Aguilar Benítez. “En los últimos cinco años el sector creció. Se invirtieron más de mil millones de dólares, se emplearon más de 12.500 personas directamente, más todos los empleos indirectos que genera; la producción creció más de un 70% en esos cinco años, es un sector que viene creciendo fuerte. Córdoba representa el 30% de la producción nacional. Es un sector pujante que aún tiene mucho por crecer, pero va a crecer en tanto y en cuanto el productor se dé cuenta de que tiene que asociarse para lograr escala, e invertir en tecnología, equipamiento, nutrición y genética, para estar en ventaja”, insiste.
Consultado sobre si la situación impacta igual a productores de gran escala que a los pequeños, Aguilar aclara: “Creo que va a ser más difícil salir de cualquier situación desfavorable cuanto menor es la escala. Por eso desde la Cámara insistimos en la asociación y en la incorporación de tecnología, que tiene que hacerse rápidamente”, advierte. Aguilar Benitez asegura que el segundo semestre viene mejor que el primero: “En este segundo semestre vamos a producir con buenas rentabilidades, pero si el pequeño productor no se asocia y no intensifica, si no invierte en equipamiento y en genética, va a quedar retrasado y probablemente los números no le den en los momentos más difíciles”.
Las Chilcas, una empresa familiar
Mario Aguilar Benítez es productor. Su establecimiento, Las Chilcas, es una empresa agropecuaria familiar emplazada en el Norte de Córdoba, en cercanías de Villa María de Las Rosas. La empresa ingresó a la actividad porcina como parte de su proceso de diversificación. Inicialmente, Las Chilcas era una empresa dedicada a la ganadería bovina extensiva, luego incorporó cabañas y se volcó también con gran fuerza a la agricultura. También posee un feedlot. Son cinco hermanos los que integran la empresa familiar. De los tres varones, dos se dedican a la agricultura. La empresa opera sobre 5.300 hectáreas propias y 2.000 alquiladas. La ganadería extensiva se desarrolla en una superficie de 2.000 hectáreas. Además, el feedlot de Las Chilcas tiene una capacidad para 13 mil cabezas y va en aumento. La granja porcina por su parte, proyecto en el que Mario Aguilar Benítez tomó las riendas, se inició con un masterplan de 2.000 madres. En este momento se está construyendo la segunda fase para llegar a las mil madres. En este momento, la granja porcina de Las Chilcas posee 500 madres. Pero ello no es todo, Aguilar Benitez adelanta que en poco tiempo estarán materializando un proyecto que apunta a seguir diversificando y dando valor agregado al cereal que produce el establecimiento.