Jorge Brunori fue una muy esperada presencia en los festejos por los 25 de PorMag, acentuada por la crítica situación que vive el sector porcicultor en nuestro país. El referente de la investigación sobre porcinos del Inta comenzó describiendo un poco la estructura productiva destinada al cerdo, particularmente en el centro del país. El stock ganadero porcino es 5,2 millones de cabezas y poco más del 65% está en la región central, y el padrón registra unos 25.850 productores. Y aquí aparece el primer dato destacado: Casi el 92% de los productores tiene de 10 a 100 madres, un 6,7% tiene de 100 a 500 y solo un 1,4% tiene más de 500 madres.
“Como ya se ha difundido, hemos tenido unos años de fuerte crecimiento de la producción de cerdos, y eso ha ayudado a consolidar el negocio, con un 2017 que creció un 9%. Este es un sector que ha ido creciendo y lo ha hecho motorizado por determinadas políticas públicas. Pero, también se conoce que el sector casi no ha desplegado políticas para buscar abastecer mercados externos”, comparó Brunori.
El comercio de carne porcina en el mundo fue de 8270 millones de toneladas, un 7,4% del total producido. De ese total, Argentina participó solo con 15780 toneladas! Nuestro país es el 3º productor mundial de maíz, el 3º del mundo en soja, 2º en sorgo, tiene agua buena y suficiente, y miles de hectáreas con la mayor fertilidad, y exportó el 10% de la carne de cerdo que exportó Chile, importando alimentación para su ganado.
“Es necesario cambiar la matriz productiva, con soja solo no nos va a ir muy bien. Este último año, 34 millones de toneladas fueron a expeller de soja, y localmente solo consumimos 2,6 millones”, reafirma con pesadumbre el especialista del Inta.
En la campaña maicera de 2016/17 se cosecharon casi 40 millones de toneladas de maíz, y de ese total solo se industrializó un 13%, y un 8% fue a alimento balanceado.
Jorge Brunori dijo que el consumo local de cortes porcinos puede crecer mucho todavía, y avizora que hasta el año 2025 el consumo puede llegar hasta los 25 kilos por persona/año, lo que implica un aumento de casi 8 por consumidos, pero para ello hay que introducir en las granjas unas 150 mil madres.
Reglas claras, por favor
Argentina importa cortes y otros productos de cerdo por casi 100 millones de dólares, siendo la mayor parte carnes congeladas, que provienen de Brasil en un 85%, de Dinamarca un 7,6, de España un 3% y de Alemania un 2,3%. Ahora, si nos ponemos a comparar costos locales de esos países con los de nuestro país, se observa que solo Brasil tiene un costo por debajo: produce el kilo vivo de cerdo a US$ 0.9, mientras Argentina lo hace a 1,2. Pero el resto de los grandes jugadores en la producción de carne de cerdo lo hace por encima de los costos locales: España y Dinamarca produce a US$ 1,4, China lo hace a 2 dólares y Chile a 1,8.
Brunori dice que en la última reunión de Mesa Porcina se expuso sobre la transparencia en la publicación de los envíos desde el exterior y el destino final que tienen cortes congelados importados, que terminan compitiendo con cortes de carne fresca locales. “No se pide que no se importe, pero sí se reclaman reglas claras, que permitan competir en igualdad”.
Combo de perjuicios
La sequía tuvo y tendrá un impacto negativo en la producción porcina, e impacta directo sobre los costos fijos, agudizado en algunos establecimientos que se encuentran lejos del abastecimiento de ese alimento. A eso, se suma el impacto en las tarifas con que se sostiene la producción en las granjas porcinas, y el costo del transporte, motorizado por un crecimiento en los costos del barril de petróleo en el mundo.
Como si no tuviéramos poco, se suma una medida que pudo haber tenido buenas intenciones pero terminó agravando el cuadro: la reducción del IVA trae aparejada una reducción en la recaudación, no sirvió para bajar el precio al consumidor y promovió un desequilibrio entre los asientos administrativos entre compra y venta.
“Este modelo económico va a impactar en el mercado interno, con un descenso en el consumo y traerá aparejada una mayor importación, con la consiguiente participación de cortes elaborados a la góndola de frescos. Si no enfrentamos este contexto con una estrategia común, va a ser difícil sostener la participación en la producción”, aseguró Brunori ante un auditorio silente, casi consternado.
Plan “guardia en alto”
Brunori enfocó como primera cuestión al factor humano, con que se designa al modo con que se integra la acción humana en un sector productivo, y reclamó por una conducción de las unidades productivas de otro tipo: “Hace falta un productor con una mirada empresarial, un conductor de nuevo tipo, que conozca el contexto y se prepare para navegar en aguas turbulentas, sin perder de vista la cantidad de variables que concurren para construir un escenario productivo”.
En segundo lugar, abogó por una mayor eficiencia en los sistemas productivo. “Hay que aumentar la cantidad de madres y mejorar mucho en la conversión de comida a carne, pues con los números de hoy la mayoría de las granjas no podrán producir con los costos actuales”, aseguró.
Un tercer elemento lo situó en la necesidad de crecer en escala. Puso como ejemplo la experiencia de Aprocer en Oncativo y región. Con socios de esa localidad, Santiago Temple, de Villa del Rosario, Matorrales y Oliva, para producir lechones y que sean luego los propios asociados quienes definan su destino final.
Por último, abogó por un verdadero cambio cultural, para señalar: “La soja no crea empleo, cosa que sí hace la incorporación de valor, la introducción de tecnología. En esto, la producción porcina puede jugar un rol sustancial: genera empleo y libera carne bovina que puede tener mejores ingresos con la exportación. Nuestro sector puede promover arraigo rural, desarrollo territorial y valor agregado en origen, la producción porcina puede ser instrumento de equidad social. Hay que cambiar la cabeza, promover el asociativismo, y al ver este auditorio me llena de optimismo: hay muchos jóvenes y pueden ser artífices del verdadero cambio cultural que necesitamos”.
Osvaldo iachetta
Redacción Todocerdos
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