El sector porcino se ve obligado a recalcular su estrategia productiva y comercial, ante las consecuencias que provoca la nueva suba del tipo de cambio. Se advierte por los márgenes negativos a raíz del significativo incremento de costos y los efectos de la recesión en el consumo interno.
Las granjas de cerdos de todo el país están sufriendo otra vez los efectos negativos de la brusca devaluación del peso argentino y la suba del dólar. Ante este nuevo escenario, la Cámara de Productores Porcinos de Entre Ríos (Capper) pone de manifiesto que los actores de la cadena se ven obligados a replantearse sus estrategias productivas y comerciales para poder sostenerse en la actividad.
Por un lado, sin perjuicio del nuevo esquema de retenciones, la devaluación tiene un impacto directo que ya se siente en el quehacer de las granjas entrerrianas. Se trata principalmente de una nueva suba de la estructura de costos por el aumento de los precios de los cereales –soja y maíz–, que representan el 60% de la alimentación.
Claramente, el impacto es evidente, desincentiva la producción y castiga al interior. El efecto es inmediato dado que profundiza los márgenes negativos que viene padeciendo el eslabón primario de la cadena porcina desde comienzos de año, lo cual obliga a ser prudentes y revisar los precios de venta para evitar el quebranto. De no revertirse, se advierte por la desaparición de actores en la cadena que no puedan sostener más las pérdidas.
Es importante resaltar que los 35,50 pesos más IVA por kilo de capón en pie relevado en Entre Ríos, si bien significa un salto del 20% en comparación con el mes pasado, sigue sin poder cubrir los costos de producción. Es alentador el hecho de que se comience a manifestar una señal alcista, pero resulta necesario que continúe esta tendencia.
Asimismo, la devaluación tiene consecuencias mediatas que se empiezan a manifestar con el correr de las semanas, sobre todo en lo que refiere al mercado interno. Es claro que la devaluación profundiza la recesión y afecta el poder adquisitivo de las familias argentinas, quienes sostienen las ventas de la mayor parte de la producción nacional.
Por otro lado, es clave reconocer la contracara en cuanto al aumento de la competitividad por tipo de cambio para potenciar las exportaciones. Las proyecciones de ventas al exterior de cortes de cerdos son positivas, dado que por primera vez en muchos años superarán a las importaciones en septiembre. No obstante, el volumen sigue siendo bajo y todavía resulta necesario posicionarse como país en el mercado mundial de las carnes. Para ello, es elemental una política de Estado que no les dé la espalda a los productores de cerdos e incentive las exportaciones como alternativa de crecimiento y desarrollo.
Capper/11 de setiembre de 2018