A la violencia de la naturaleza que este fin de semana golpeó a los animales con pedrada de hielos, al empresario ganadero también anda con libreta "empantanado". Pero acostumbrado a salir adelante, hoy tiene un desafío con las crías del porcino, donde el buen ojo será vital para tener espaldas frente a un país donde el dólar está por las nubes. En el territorio bonaerense se faena el 53% de las cabezas del total nacional y se emplean 40.000 personas en el sector porcino, donde los productores cobran en pesos y los insumos los pagan en dólares.
La disparada del dólar complicó el negocio por el valor de los insumos sanitarios y los cereales para la alimentación, que dependen de la divisa norteamericana.
En diálogo con diariohoy.net, en el Establecimiento El Ceibo -en la ciudad de Los Toldos-, uno de los socios Gustavo Pierini (su padre comenzó con la producción de cerdos en 1966) afirmó que "hoy se está pasando un momento complicado, porque la mayor parte de los insumos para producir están dolarizados: soja, maiz, premezclas, veterinaria, etcétera. Y el precio del cerdo no acompañó la devaluación, por lo que la mayor parte de los productores están vendiendo por debajo de sus costos o están empatados en el mejor de los casos".
Según un informe elevado por la Asociación de Productores Porcinos de la provincia de Buenos Aires (Aproporba), la falta de rentabilidad afecta a la mitad.
Mientras se tratan de acomodar a los tiempos, con la cautela lógica de lo que ayer podría ser negocio y hoy se transforma en dolor de cabeza, el presidente de la citada asociación, Alejandro Lamacchia, opinó que "hacia fin de año creemos que un 10% más va a dejar la actividad”.
Otros trabajadores de la carne porcina, pequeños y medianos actores de la cadena productiva, aseguran que “el precio que el cerdo alcanzó en el mercado es cercano a los costos de producción y la ganancia es escasa”.
“El valor de la carne en general y del cerdo en particular no acompañó estos incrementos”, agregaron desde otra empresa ubicada en Alberti.
Otro obstáculo radica en que al aumentarse la cantidad de importaciones -vienen congelados- la competencia es desleal e implica un riesgo porque debe consumirse en 48 horas cuando en el supermercado muchas veces no tienen el etiquetado correcto”, subrayó Lamacchia.
¿Soluciones?
Que el Estado cree consorcios para a partir de allí estar a la altura de "competir con los grandes". Esto se empezó a discutir en la Comisión de Asuntos Agrarios de la Legislatura bonaerense, donde el diputado Mariano Pinedo pidió “reglas claras de juego" y que se fijen "parámetros sobre los cuales los trabajadores sepan que se van a poder mover”.