Se presenta un panorama complicado del cual no se puede pronosticar el desenlace. Si tomamos un precio del capón que está firme como buena noticia, debemos empezar a ver las otras variables que no son buenas.
La primera es el dólar bajo que tiene dos consecuencias directas, una la dificultad al momento de las exportaciones de carne porcina que se están frenando y la facilidad de las importaciones que comienzan a tener un nuevo protagonismo.
El segundo problema es la baja en el consumo de todo, inclusive alimentos y en el que la carne de cerdo maneja un crecimiento muy bajo en los primeros seis meses muy por debajo de la inflación y del precio del capón. El tercero es la dificultad que se ve en el tema financiero de los frigoríficos, faenadores y chacinadores. Los más pesimistas piensan en posibles llamados a concursos, algo normal en la década del ´90 y que le hizo mucho daño a la producción.
Como corolario dentro de lo no bueno, es que si bien el dólar bajó, ninguno de los insumos acompaño la baja y hasta los que se sabe tienen un fuerte componente extranjero, siguieron subiendo.
Es difícil estar inmersos en la incertidumbre y si bien el capón como dijimos, está firme, el resto de las variables no lo están. Son esos momentos en que sin respuesta, los creyentes, se ponen a rezar.
Sus Scofra / Especial para TodoCerdos