Una buena parte de lo que viene para la producción porcina se expresará en las próximas semanas y no tiene que ver con transiciones o las políticas que la nueva conducción política en el país tengan para el sector porcino, si bien es un momento trascendente para todos y para los productores en particular.
Creemos que los funcionarios que nomine Alberto Fernández en Ganadería sabrán reconocer el momento y las oportunidades que se abren para el sector a partir de una intensa demanda externa y a eso habrá que adicionarle mejoras en el ingreso a las familias para que puedan ampliar el consumo de proteínas y en ese sentido, la carne de cerdo puede aumentar su participación en la canasta alimentaria local.
Por funcionarios que funcionen
Argentina tiene mucho para crecer en ganadería y particularmente en el sector porcino, por la calidad de su carne, la sanidad y un abastecimiento muy aceitado. Habrá que prestar atención a las medidas para el sector pero creemos que con pocas y atinadas medidas se pueden dar pasos definitivos.
De movida, y para cualquier escala de producción tiene que aparecer el crédito abundante y a tasas accesibles, habrá que disponer de normas para que las carteras de los bancos se abran a préstamos a mediano y largo plazo y se salgan del préstamo usurero a un Estado anémico y dejen de depredar a consumidores de bolsillos raídos.
Créditos para grandes emprendimientos y también para pequeños productores. Y para nuevos emprendedores también, que asociándose con otros pueden invertir para aprovechar esta oportunidad, sin perder de vista que la ganadería porcina tiene un cash flow dinámico, mucho más corto que el novillo, con lo que en pocos meses se puede honrar parte de los empréstitos.
Una cosa importante: se debe trabajar auxiliando a pequeños productores que han resistido en estos últimos años políticas de ninguneo serial. En este segmento hace falta crédito para capital de trabajo y asistencia técnica generosa para introducir mejoras y promover prácticas ganaderas de nuevo cuño. Hay que poner a la bioseguridad y al tratamiento de efluentes en el centro de los temas a ingresar en el paisaje productivo. Con esto, y unas poquitas cosas más, el sector dará trancos importantes.
Hoy, el tema es el maíz
El escenario está enrarecido respecto al cultivo más insigne de América, por cuestiones locales y de afuera. Los farmers americanos están que trinan de bronca con Donaldo Trump, por las políticas arancelarias con China que, obligaron al premier Xi Jinping a devolverle el mandoble aplicando aranceles a las commodities agrícolas, y por lo tanto el stock crece.
Y además, hace una semana unos analistas de evolución de los cultivos de la secretaría de Agricultura de ese país (USDA) recibieron aprietes telefónicos en Indiana, acusándolos de publicar información falsa sobre el estado de los cultivos de la campaña gruesa. Los inspectores regresaron a casa para no escalar la protesta, dijo Reuters.
En soja, el USDA señala que el remanente de la campaña 2019/2020 es 12,52 M tn, lejos de los 24,85 millones dejados por el ciclo 2018/2019. Mientras que en maíz, el USDA hizo un ajuste de 55,62 a 48,99 millones de toneladas, aunque los operadores esperaban un recorte hasta los 45,32 millones.
En nuestro país, el portal ValorSoja.com señala que se negoció maíz temprano a futuro a un precio de U$S143,5 la tn, con productores apurados por cubrirse del “efecto Fernández”, temerosos que introduzca cambios en las exportaciones de maíz. El dato determinante es que ya se negoció un 20% de una potencial cosecha maicera estimada en 50 M tns.
En una Jornada de la Cámara de Legumbres (Clera) en Córdoba la semana pasada Enrique Erize (Nóvitas) dijo que se exportará más del 60% de la producción de maíz, alentada por los precios, la turbulencia política y una estrategia de hacer caja con ese cultivo y guardar soja como canuto.
Un consejo atinado para los exportadores de commodities pero que viene a contramano de los productores porcinos, entre otros asociados localmente a la cadena de valor maicero.
Más allá de los Fernández, la evolución de la siembra, el clima, los rindes y los acuerdos para procurar el vital alimento, aún con costo de oportunidad dañoso, estará en el centro de la cuestión este verano.
Osvaldo iachetta/ Editor de TodoCerdos
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