La Argentina ya eligió nuevo Gobierno y todo indica que habrá un fuerte cambio de rumbo, con el primer objetivo de disminuir el hambre (en un país que produce mucha comida) y con la idea de poner en funcionamiento la cadena industrial y comercial con recuperación de puestos de trabajo y salarios que le puedan ganar, aunque sea un poco, a la fuerte inflación. Volverán los créditos a tasas razonables, no usureras y esto permitirá a muchas pymes retomar el trabajo.
En este escenario el sector porcino puede tener buenos resultados, siempre y cuando no quiera ganar más de lo que se puede pagar por parte del consumidor. Hay un mercado local que está muy lejos del techo en cuanto al consumo per cápita y pensar llegar a los 25/30 kpc no sería algo imposible. Por otro lado, con un dólar competitivo, hay un mercado externo que por el efecto China será demandante y es de esperar precios interesantes.
Pero es necesario aclarar que el crecimiento debería ser repartido entre todos los integrantes del negocio y que no sea acaparado solo por los grandes. Para esto, como ya planteamos muchas veces, no solo se necesita del apoyo del Gobierno, sino fundamentalmente de la decisión de cada productor chico y mediano. Es el momento de sumar y dejar de lado la competencia sin sentido o el individualismo retrógrado. Los grandes crecerán aprovechando las ventajas y los productores chicos y medianos solo serán competitivos mediante el asociativismo en cualquiera de sus muchas opciones.
No hay opción para solitarios individualistas.
Les recordamos a los productores chicos y medianos que si ellos están convencidos, hay una cantidad de entidades como el INTA, las Universidades y las Asociaciones que colaborarán en el camino de la integración, la eficiencia y el asociativismo.
Sus Scofra / Especial para TodoCerdos