Luego de un año complejo, en el que hubo inconvenientes en la actividad industrial, aumento de los costos de los insumos dolarizados, y dificultades en el mercado exportador por el impacto inicial del Covid-19, el 2020 cerró con saldo positivo para toda la cadena productiva de carne porcina.
El saldo fue un aumento en el país del 5,3% de la faena, respecto de 2019, un 11% más de producción, al alcanzar 790.000 toneladas de media res, un incremento del 66% en las exportaciones, que totalizaron 42.237 toneladas, y un consumo interno que llegó a 15 kilogramos per cápita, aunque si se suma la informalidad, estiman que suba hasta unos 19 kilos por persona en el año.
Esos índices nacionales tienen su correlación en la provincia.
“En nuestra provincia se ha dado un aumento del orden del 3% de la producción en Entre Ríos. La provincia es la cuarta productora del país, detrás de Buenos Aires, Santa Fe y Córdoba; tiene un stock de 30.000 madres y según el último dato oficial, 600.000 capones trabajados. Es casi el 10% de la producción nacional”, reflejó ante la consulta de UNO Javier Brunet, gerente de la gerente de la Cámara de Productores Porcinos de Entre Ríos (Capper).
La producción entrerriana se destina fundamentalmente al mercado interno, ya que la demanda de exportación se da en frigoríficos de otras provincias. En ese sentido, se atiende la demanda regional, de Buenos Aires, centro y sur de Santa Fe, y Córdoba. Hay alrededor de 180 productores.
En cuanto a los precios locales, Brunet detalló que el cerdo había tenido un bajón entre marzo y abril, pero luego hubo una recomposición de precios del 55%; la contracara de esa suba fue un incremento del maíz y la soja, insumos básicos para la producción, que escalaron un 90% y 100%. “Eso se tradujo en un recorte de rentabilidad”, indicó.
No obstante ello, el consumo de esta carne sigue creciendo cada año. En los últimos 10 años se duplicó: los datos oficiales indican que el consumo per cápita es de 15 kilos, aunque Brunet señaló que debido a los kilos procedentes de cadenas informales, el consumo por habitante se eleva a unos 19 kilos anuales.
“Hay mucha informalidad, productores que crían fuera del sistema. Creemos que hay que ajustar controles por bioseguridad. Tenemos los mejores status sanitarios del mundo, y queremos cuidar la carta de presentación, para mejorar los negocios internacionales, en particular el sudeste asiático, China y Europa”, dijo Brunet a UNO. En el año que pasó se abrieron nuevos mercados; siempre fue Rusia el principal, pero se abrieron en China, por la peste porcina que sufrieron, y por la pandemia, que generaron una demanda adicional en ese gigante asiático.
Finalmente, cuanto a la potencialidad del sector, dijo que en Entre Ríos el nivel de producción se incrementó un 300% en 10 años. “Hay un montón de proyectos de crecimiento, que por falta de reglas de largo plazo y financiamiento están suspendidos”, dijo, y planteó la necesidad de trabajar en el abastecimiento de las cadenas de valor de la carne, teniendo en cuenta que el principal insumo son los granos, y los vaivenes de su cotización en el mundo condicionan al productor.
Reunión
Autoridades de Capper participaron del encuentro convocado por el gobernador Gustavo Bordet ante la presencia días atrás de los ministros de Economía, Martín Guzmán, y del Interior, Eduardo de Pedro.
El presidente de la entidad, Francisco Benedetti, contó el estado de situación de la cadena porcina. Reconoció que a pesar de las dificultades que presentó la pandemia, significó un nuevo año de crecimiento, en el marco de un proceso que en los últimos 10 años permitió duplicar la producción a nivel nacional y crecer un 300% a nivel provincial.
Del mismo modo, el titular de la entidad destacó que el sector tiene una enorme oportunidad de seguir expandiéndose, a partir de la gran demanda de proteínas cárnicas a nivel mundial. Destacó que ello podría generar agregado de valor, empleo y divisas para el país, además de favorecer a la industrialización de la agricultura.
Benedetti resaltó que la Argentina cuenta con ventajas comparativas, fundamentalmente por tener uno de los mejores status sanitarios, una baja densidad de cerdos por kilómetro cuadrado y la capacidad de producción de la soja y el maíz para agregar valor en origen.
Desde esta perspectiva, desde Capper se hizo hincapié en que estas oportunidades deben ser aprovechadas por los productores locales. Para ello, se planteó la importancia de contar con financiamiento, impulsar la apertura de mercados y resolver el IVA técnico e IVA de inversiones.
Fuente: diario UNO de Entre Ríos