La inteligencia artificial cada vez se aplica en más campos. Dotar de ciertas capacidades a los sistemas informáticos nos está ayudando en el campo de la ciencia, del transporte o de las finanzas. Parece que los sistemas de IA no tienen límites y pueden ser de utilidad en cualquier aspecto de la vida del ser humano. Sin embargo, la cosa no queda ahí, pues la inteligencia artificial también será capaz de mejorar la vida de los animales.
Los investigadores del Centro de Visión Artificial de la Universidad de West England están entrenando sistemas de inteligencia artificial para que, mediante el reconocimiento facial, sean capaces de identificar a los animales de forma individual. Y siendo más específicos, lo están probando con el cerdo de granja. Con el objetivo de otorgar una identidad a cada cerdo, las granjas utilizan una placa que se sujeta a la oreja del animal. Esta lleva impreso un número que ayuda a los cuidadores a distinguir entre diferentes ejemplares.
Esto podría ser cosa del pasado si se implementa un sistema de reconocimiento facial en animales. Gracias a una infraestructura accesible —basta con una cámara web y un ordenador portátil— la inteligencia artificial es capaz de escanear de manera rutinaria a todos los cerdos, analizar sus rasgos e identificarlos de forma individual. Evidentemente, esto evitaría que las granjas tuviesen que perforar la oreja del cerdo para colocar una placa identificativa. No obstante, ese no es el único beneficio.
El simple hecho de eliminar las placas identificativas ya tiene un beneficio claro. Evita un trabajo al granjero y elimina el sufrimiento del animal. Pero esa es una ventaja muy pequeña con lo que realmente pretende este método de reconocimiento facial porcino.
En realidad, la idea es que el sistema de inteligencia artificial aprenda a reconocer el estado de ánimo de los animales. De esta manera, el granjero sería capaz de conocer cuáles de sus cerdos están sufriendo y si realmente se encuentran en un buen estado. Asimismo, sería posible determinar qué ejemplares se sienten estresados. Lo más habitual es que los métodos más rentables de cría sean los que más daño provocan al animal. Por ejemplo, muchas explotaciones aprovechan sus instalaciones al máximo, reduciendo el espacio vital de cada ejemplar. En este caso, la única premisa para que las granjas sean productivas es que el animal se mantenga vivo.
Los responsables del proyecto han utilizado investigaciones anteriores sobre el reconocimiento facial para tratar de comprender cómo se siente el animal entrenando una forma de inteligencia artificial de aprendizaje profundo capaz de analizar imágenes. La premisa principal es que el sistema sea capaz de diferenciar entre un cerdo estresado y uno que no lo está. En el futuro, esta tecnología podría avanzar hasta un nivel aún más alto. Existe la posibilidad que algún día la inteligencia artificial sea capaz de detectar si un cerdo es verdaderamente feliz. Una evolución de semejante magnitud supondría un punto de inflexión en la industria alimentaria.
Después de leer estas líneas, lo más probable es que hayas visto esta IA como una oportunidad para mejorar las condiciones de ciertos animales de granja. Y no estás nada equivocado. Aun así, un detector de estrés, o incluso de felicidad, también podría convertirse en un buen reclamo comercial. Además, un animal que no sufre estrés durante su vida es más productivo y ofrece una carne de mayor calidad.
El desarrollo de estos sistemas genera cierto escepticismo, ya que algunas de las empresas del sector están apoyándolo. Es posible que una tecnología pensada para mejorar sustancialmente las condiciones de los animales termine convirtiéndose en una estrategia comercial más.
Fuente: tuexperto.com
Tomado de Eurocarne