Si bien la actividad porcina no representa el principal mercado para los laboratorios veterinarios en Argentina, tiene dos características bien valoradas por estas empresas: crece constantemente y la demanda de productos es pareja todo el año”, dispara Juan Ramiro Llamas, miembro del Grupo de Intercambio Tecnológico de Explotaciones Porcinas (GITEP) y director de Llamas Laboratorio y Servicios. “Al tratarse de sistemas productivos confinados es imposible dejar de vacunar, de lo contrario a los pocos meses se pagarían los costos”, advierte el experto. Y profundiza: “Las madres se vacunan después de cada gestación; es decir, dos vacunas y media por año, pero no existe un plan sanitario obligatorio a nivel nacional para el sector”.
En números, la sanidad representa alrededor del 4% de los costos en la producción primaria porcina, una cifra que en la Argentina puede estimarse en hasta US$ 24 millones al año. Sin embargo, para la Cámara Argentina de la Industria de Productos Veterinarios (Caprove), a partir de los laboratorios que participan del negocio de sanidad porcina e integran la cámara, las ventas anuales rondan los $200 millones. Entre esas compañías podemos mencionar a Merial, Zoetis, Boehringer Ingelheim, MSD, Elanco, CEVA, Vetanco y Over.
Para Lucas Monte, gerente de Línea Cerdos de Zoetis, hay un plan sanitario trazado para la necesidad puntual de cada granja, donde el productor debe atender los aspectos reproductivos, respiratorios y digestivos en busca de la mayor eficiencia productiva. “Esa eficiencia pasa también por la logística, tanto de la producción primaria como de sus insumos básicos, el maíz y la soja. Además, en la madre hay aspectos vinculados a la reproducción y la preñez que deben ser atendidos, pero el fuerte de la inversión pasa por el lechón”, agrega el médico veterinario.
Un plan sanitario imprescindible
“Argentina tiene un excelente estatus sanitario, envidiado a nivel internacional, sobre todo porque no tenemos PRRS (Síndrome Respiratorio Reproductivo Porcino), una unidad viral presente en toda América y Europa.
También somos libres de la Diarrea Epidémica Porcina, enfermedad que hizo estragos en los Estados Unidos”, señala Llamas y suma: “Hay que reconocer el trabajo de Senasa, porque cada animal que ingresa al país se somete a un control estricto y un período de cuarentena, además de un segundo control, antes de volcarlo al mercado local, por eso estamos libres de esas enfermedades”.
De todos modos, el experto de GITEP agrega que existen amenazas y para eso la estrategia sanitaria en las granjas tiene que ver con saber “quién, cómo y cuándo”. Es decir, cuáles son los patógenos, cuándo se hacen presentes y cómo se los combate.
“Los problemas respiratorios son los más comunes, donde según el porcentaje afectado del pulmón serán los días adicionales que se necesiten para alcanzar el nivel óptimo de conversión; lo siguen los digestivos, donde pasa lo mismo que en el anterior, pero a partir de la pérdida de peso por diarreas; finalmente, y en menor medida, están los sistémicos y la sintomatología nerviosa”, enumera los contratiempos que deben atenderse en la granja.
Para la Dra. Sara Williams (foto), directora de la Especialización en Producción y Sanidad Porcina de la Facultad de Ciencias Veterinarias de la Universidad Nacional de La Plata (UNLP), la prevención también se práctica con medidas de bioseguridad y con maniobras zootécnicas de producción con el fin de evitar el ingreso de patógenos.
“La evolución del sector en los últimos 15 años llevó a una mayor tecnificación y la sanidad no estuvo ajena a ese avance. Hoy, los productores saben cuáles son las enfermedades, la prevención y como tratarlas”, reflexiona consultada por MOTIVAR. Y advierte: “Sin embargo, cualquier desbalance, como puede ser el intento de reducir los costos de nutrición puede generar repercusiones negativas en la salud y lo que ganamos de un lado se lo pierde por otro”.
Vale destacar que -también en la producción porcina- la adopción de tecnologías sanitarias real a campo tiene un largo camino por recorrer en la búsqueda del potencial.
El ABC de la salud porcina
Para Williams, las enfermedades reproductivas más comunes tienen efectos económicos directos porque reducen el número de lechones que nacen vivos o la ganancia de kilos. “El promedio de pariciones por año asciende a 2,5 por hembra en la Argentina y esta variable explica la cantidad de días reproductivos por año. Esto tiene dos impactos: uno dado por el costo de nutrición a la cerda y, otro, representado en el costo de oportunidad. Es decir: lo que dejamos de producir por no alcanzar esos índices”, explica; y cierra: “El complejo respiratorio porcino impacta tanto por mortalidad como morbilidad. Puede representar hasta dos semanas adicionales en el proceso de nutrición, sumado un posible retraso de toda la cadena productiva. También son clave los problemas digestivos, que repercuten también en los tiempos de conversión estimados en 158 días”.
Fuente: Portal Motivar ( www.motivar.com.ar )