En los últimos 20 años, la cadena que produce carne porcina dio un salto estratégico: pasó de 10 capones por madre cada año a un promedio de 22 y hay margen para seguir creciendo porque las granjas de alta eficiencia logran 33 capones por madre y 4.000 kilos de carne por cerda cada año.
“El negocio ha cambiado en forma notable en los últimos años a partir de la tecnología, el manejo, la genética y la nutrición. Los criaderos argentinos de alta eficiencia son muy competitivos a nivel mundial”, le aseguró a Clarín Rural Adolfo Franke, presidente de la Asociación Argentina de Productores Porcinos (Aapp).
El consultor privado Juan Luis Uccelli analizó el salto de productividad de los últimos 25 años. En 1996, en la Argentina se producían 7 capones por madre, en promedio, y “apenas” 700 kilos de carne. En el 2010, la media aumentó a 15 capones y la cantidad de carne superó los 1.600 kilos por año y en el 2020 se trepó por encima de los 20 capones.
La tecnología es fundamental para aumentar la eficiencia reproductiva y la supervivencia de los lechones. “Hace 25 años, los chanchos se criaban en forma más artesanal y los atendía el veterinario del pueblo. Ahora, las granjas trabajan con equipos veterinarios especializados, ingenieros agrónomos y nutricionistas; y mejoró en forma notable la genética y la calidad de las instalaciones”, resumió Uccelli.
Lo que sucedió el año pasado con las exportaciones, que crecieron más de un 60% y treparon a las 42.000 toneladas, y el incremento sostenido de la demanda de carne de cerdo en el mercado interno (que ahora oscila entre los 14 y los 16 kilos por habitantes) demuestra que hay oportunidades para seguir creciendo si se resuelven algunos "cuellos de botella".
Franke los enumera de memoria. Las dificultades para recuperar el “IVA inversiones” desde el 2017, que es una traba para ampliar los planteles de madres en las granjas. “Como los productores no pueden recuperar ese saldo técnico, se enfocan en lograr más eficiencia y producción con las madres que tienen, que en invertir para sumar más cerdas a la granja”, explicó.
Son montos importantes. La inversión para instalar una madre es de U$S 6.000 y el IVA que no se recupera supera los U$S 1.000, según la estimación de Franke.
Durante el 2020, la Argentina exportó más de 42.000 toneladas de carne de cerdo.
Con la mira en la exportación, también hay un cuello de botella importante: la capacidad de procesamiento de los frigoríficos y la infraestructura de congelado. “La verdad es que no ha crecido y por eso proyectamos que las exportaciones no van a aumentar mucho más de las 42.000 toneladas que se lograron el año pasado durante el 2021”, adelantó el presidente de la Aapp.
También hay dificultades en la estabilidad de la red eléctrica, que suele provocar fallas en los controladores de las granjas, y ajustes organizacionales que pueden hacer la diferencia en las empresas.
Para tener bien en claro los objetivos, la cadena porcina contrató a la Fundación Agropecuaria para el Desarrollo de la Argentina (Fada) para que elabore el Plan Estratégico Porcino con metas al 2030. “Estimo que en marzo tendremos la versión final”, precisó Franke.
Uccelli también cree que es importante acortar la brecha entre los productores de alta eficiencia, que ya representan el 50% de la faena argentina, y los de escala mediana.
“La diferencia es el manejo, la genética y la aplicación de tecnología. Una alternativa es asociar a los productores pequeños y medianos para que compartan padrillos de alta calidad genética y unidades de producción de lechones (UPL)”, recomendó.
Es que lo que es complejo y requiere más tecnología y manejo es la detección de los celos, los servicios, la gestación y atender los partos. “Engordar es más sencillo y en definitiva se trata de controlar que los equipos controlen y que los animales tengan acceso al alimento y al agua”, recordó Uccelli.
Lo interesante es que año a año, los indicadores siguen "en verde". Al comparar el 2019 con el 2020, el consultor detectó una mejora de la eficiencia del 5,8% (se pasó de 21,1 capones por madre a 22,3 capones) y un aumento en la producción de carne de casi un 10% (2.329 kilos por madre en el 2019 a 2.549 kilos en el 2020).
En la Argentina hay “know how” y tecnología para seguir creciendo y un perfil mucho más exportador en la cadena. “Estamos trabajando conjuntamente con el Senasa para abrir nuevos mercados como Vietnam y Uruguay y así diversificar las exportaciones”, concluyó Franke.
Gastón Neffen / Clarín