Así como se dijo que no hay alimentos completos, el productor debe conocer las limitantes o inconvenientes que tienen algunos de ellos para manejarlos correctamente y en las cantidades recomendadas. Los cambios en la ración deben ser siempre graduales.
– Formadores de origen vegetal (productos y subproductos): deben conservarse en lugares secos, frescos, aireados y bien protegidos, ya que su calidad puede verse afectada. Es importante controlar los insectos y roedores.
– Semillas de soja y poroto: la soja cruda y el poroto común contienen sustancias tóxicas (factores antinutricionales) que no permiten aprovechar las proteínas y afectan el proceso digestivo en general, por lo que hay que destruirlas con calor antes de utilizar las semillas, lo que se conoce como “desactivado” (esta situación no sucede en los subproductos como pellet o expeller, donde ya están desactivados).
Para hacerlo en forma casera, se recomiendan dos opciones:
a) Sancochado: echar la bolsa con semillas al agua antes de que hierva y controlar 10 a 15 minutos
b) Tostado: llevar los granos en una bandeja al horno bien caliente y dejarlos hasta que la cáscara empiece a desprenderse, aproximadamente 3 minutos
Una buena alimentación es la que combina alimentos de los tres grupos formando una ración balanceada. Ningún alimento por sí solo logra cubrir todos los requerimientos en ninguna etapa.
Precaución: si la temperatura de estos procesos es baja, NO se destruyen los factores antinutricionales. Si es excesiva, se corre el riesgo de quemar las proteínas.
– Pasturas cultivadas o naturales: el cerdo, a diferencia de la vaca, NO es un “rumiante” y tiene una limitada capacidad para digerir alimentos voluminosos con alto contenido de fibra. Por lo tanto, hay que cuidar la cantidad suministrada y la calidad (a medida que madura la va perdiendo), es decir, se debe utilizar cuando empieza a brotar y tiene un alto contenido de hojas. La pastura de alfalfa puede reemplazar el consumo de alimento balanceado en un 10 a 13 %.
– Semillas de oleaginosas: en el animal producen lo que se conoce como “gordura blanda” o “chorrea la grasa” (como dicen los productores), un grave defecto para la comercialización. Por lo tanto, incluir menos de un 5 % en la ración
– Semilla y harina de algodón: presenta una limitante para alimentar a los cerdos por la presencia del “gosipol”, pigmento tóxico.
– Formadores de origen animal: contienen grasas que ocasionan rancidez y atraen moscas al estar almacenadas y tienen una baja aceptación por parte de los cerdos. Por esto, incluir hasta un 5% de la ración. Como su costo es elevado, se usan en baja 5 % en la ración proporciones y, sobre todo, para las categorías más pequeñas de mayores requerimientos.
– Harinas de origen animal: es muy importante realizar un control en laboratorio, ya que pueden transportar bacterias dañinas como “Escherichia Coli” o “Salmonella”.
– Sangre: no conviene darles porque tiende a cebarlos, es decir, adquirir un mal hábito como el canibalismo.
– Energéticos (granos de cereales): deben incorporarse molidos para mejorar su aprovechamiento. Pero, esa molienda debe ser medida porque puede ocasionar úlceras y lesiones en el estómago si es muy fina. Si el molido que produce la moledora es muy fino, se lo puede humedecer para disminuir el efecto del polvillo en las vías respiratorias. Estos granos deben almacenarse en lugares secos y aireados, evitando los insectos y roedores.
– Maíz: es uno de los más usados. Se debe tener cuidado en zonas de mucha humedad, ya que la planta puede ser atacada por hongos patógenos (Fusarium) que manifestarán su potencial tóxico a través de las “micotoxinas” al momento de almacenar el grano bajo condiciones adecuadas.
– Sorgo: posee un mayor contenido de fibra que el maíz, por lo que es menos digestible. No es conveniente usar las variedades ricas en taninos porque afectan la ganancia de peso. Los de bajo contenido son los sorgos blancos.
– Subproductos de la industria molinera: los afrechillos (trigo, maíz y arroz) son alimentos con gran cantidad de fibra, recomendados en dietas de cerdas gestantes y lactantes. Por lo tanto, la cantidad en la ración debe ser limitada.
– Raíces y tubérculos: la papa, batata, mandioca deben darse sancochadas (hervidas) para que puedan ser mejor aprovechadas.
– Melaza: no exceder el 5 % de la ración porque puede ocasionar diarreas.
– Reguladores: si bien aportan vitaminas y minerales, tienen un alto contenido de agua, lo que los hace poco nutritivos, sin cubrir los requerimientos nutricionales del cerdo.
Fuente: Cría porcina a campo para pequeños productores / Inta