Los Monegros, en Huesca, es la comarca agrícola con más cerdos por habitantes de España -más de 37 animales por persona-, según las cifras del Censo Agrario 2020 del Instituto Nacional de Estadística. En los 14 municipios de este territorio con clima semidesértico apenas viven diez mil personas, pero se crían más 360.000 cerdos. La proliferación de grandes explotaciones ganaderas en Aragón -muchas de ellas macrogranjas- muestra la tendencia que ha experimentado el sector en los últimos años en toda España: cada vez menos explotaciones, pero cada vez más grandes.
La cabaña porcina en España ha crecido casi un 22% en la última década hasta superar los 30 millones de cerdos, mientras que el número de explotaciones se ha reducido a la mitad, hasta cerca de 35.000, según la contabilidad del Instituto Nacional de Estadística.
Las estadísticas del Ministerio de Agricultura, Alimentación y Pesca difieren del censo y cifraban en 34,4 millones de cerdos la cabaña y en unas 87.000 las explotaciones en 2021 al tener en cuenta -entre otros motivos- los animales que una familia puede tener para hacer matanza para casa.
El director de la Asociación Nacional de Productores de Ganado Porcino (Anprogapor), Miguel Ángel Higuera, señala que el "gran cambio" del sector en estos últimos años se ha producido por dos factores: la demanda exterior y la implementación de la normativa europea de bienestar animal. "Está, obviamente, el tema de la exportación. La industria cárnica española ha conquistado cada vez más mercados y nuestros productos han sido más demandados", subraya Higuera.
El volumen de exportaciones casi se ha triplicado desde 2008. El año pasado, en 2021, las exportaciones superaron por primera vez los tres millones de toneladas de carne de porcino.
Más tamaño para rentabilizar las explotaciones
"El otro detonante del crecimiento fue que a partir de 2013 se empezaron a construir granjas nuevas con los nuevos requisitos de bienestar animal. Se hicieron granjas nuevas y se incrementó su tamaño por el mero hecho de supervivencia (…) Es un tema de márgenes. Hay un cierto tamaño de explotación que es inviable", añade Higuera, que señala que la rentabilidad media por cerdo para el ganadero es de cinco euros: "Si produces 1.000 cerdos, ganas 5.000 euros al año. Yo siempre pregunto cuál consideras que debería ser un sueldo digno para una persona que trabaja 365 días al año cuidando animales".
Desde la plataforma Stop Ganadería Industrial critican, sin embargo, que la búsqueda de la máxima rentabilidad ha llevado al sector a la construcción de macrogranjas con problemas de contaminación del agua por los purines y de olores. Su portavoz estatal, Inma Lozano, llama la atención sobre el hecho de que se elijan para ubicar estas instalaciones zonas con "poca población y poca resistencia" por el propio perfil envejecido de muchos pueblos. Sería, en su opinión, el caso de los Monegros, pero no solo.
Hay otras ocho comarcas agrícolas que superan los 20 cerdos por persona, casi todas ellas en la mitad norte de la península: Noguera, Garrigás y Segarra en Lleida; Bajo Maestrazgo en Castellón; Ejea de los Caballeros, en Zaragoza; Serranía Baja, en Cuenca; la comarca de Tierras Altas y Valle del Tera, en Soria; y Cuéllar, en Segovia.
En números absolutos hay cuatro comarcas en España que superan el millón de cerdos. Dos están en Lleida (Segriá y Urgel) y las otras dos son Osona, en Barcelona, y Suroeste y Valle Guadalentín, en Murcia.
A esta última comarca agrícola pertenece la localidad de Lorca, que concentra ella sola más de 960.000 cabezas, según el censo del INE. Allí, el pasado mes de enero, un grupo de ganaderos asaltó el Ayuntamiento cuando se celebraba un pleno para endurecer la instalación de nuevas explotaciones o la ampliación de las existentes.
Un debate que cala en los pueblos
Lozano, que es agricultora y lleva años luchando para evitar la instalación de una macrogranja al lado de la pequeña pedanía de apenas 20 habitantes en la que vive en Peñas de San Pedro, en Albacete, cuenta que se sienten "humillados" cuando se les vende que este tipo de proyectos van a traer riqueza a los pueblos y fijar población.
"Lo que vienen es a hundirnos, porque se nos devalúan las casas, los terrenos, y se nos acaba nuestra verdadera forma de vida. Yo soy agricultora, produzco cereal para pienso animal. Claro que estoy a favor de la ganadería, pero no con estas dimensiones y a este precio. Queremos seguir viviendo en el pueblo. Si no puedo abrir la ventana porque me comen las moscas y hay un pestuzo exagerado y no puedo abrir el grifo, ¿quién va a querer venir al pueblo? Nadie".
Un informe publicado hace menos de un año por Ecologistas en Acción sobre Ganadería industrial y despoblación concluía que las macrogranjas eran "un factor que favorecía la despoblación rural" y calculaba que el 74% de los municipios con alta carga porcina "pierden más población o ganan menos" que aquellos sin cabaña porcina intensiva o con muy poca. Ese porcentaje llegaba al 80% en Zaragoza y Huesca, al 85% en Barcelona y hasta el 91% en Lleida, provincias con industria de este tipo más asentada.
Desde el sector, Higuera habla solo de problemas "puntuales" con algunas granjas debido a la "falta de información" y a la "desinformación por parte de quienes quieren criminalizar" estas explotaciones. El director de Anprogapor defiende que "la posible contaminación" del agua la tienen "controlada " y destaca que las balsas de purines tienen sensores para detectar fugas.
Lo que pide es que se vigile el resto de fuentes de emisión de nitratos -incluido el uso de abonos minerales- "para ver quién provoca el daño". Sí reconoce que el problema de los olores puede causar molestias, pero asegura que se están tomando medidas conforme a una nueva normativa para reducirlos.
Por su parte, la plataforma Stop Ganadería Industrial insiste en que se haga una evaluación estratégica ambiental a nivel nacional para medir cuántas cabezas de ganado caben por territorio teniendo en cuenta el agua que se tiene y las hectáreas para utilizar esos purines.
Por Ana Martín Plaza / DatosRTVE
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